Ánxel Vázquez de la Cruz, escritor primerizo a los 67, regresa a Tui

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

06 oct 2010 . Actualizado a las 15:10 h.

Tenían razón los amigos que, semana sí y semana también, le recordaban a Ánxel Vázquez de la Cruz que el día que se decidiera a poner por escrito (y juntas) las historias que gustaba relatar de palabra, no le iban a faltar lectores. Finalmente, a sus 67 años, este galeno de largo recorrido que regresa a su Tui natal siempre que puede, terminó aceptando el envite. El resultado se llama Luz de Tebra (Xerais) y fulminó (en ventas) a autores consagrados en la última feria del libro de A Coruña. De hecho, ya va por la segunda edición.

Mañana estará en Tui, su paisaje vital más querido, para presentar el libro que, según me cuenta al otro lado del teléfono, tiene mucho que ver con un recorrido por los paisajes de su infancia y juventud, con escalas especiales en Vigo, Santiago y A Coruña.

Conociendo como conozco a otros miembros de la familia Vázquez de la Cruz (con alguno he redescubierto recientemente el Miño en un crucero inenarrable), la presentación de mañana (20 horas, museo de Santo Domingo) puede ser todo menos aburrida.

Ya puedo anticipar sin temor a equivocarme que habrá overbooking. Y que algunos de los presentes reconocerán muchos nombres propios en los relatos en los que, al hilo de singulares biografías de ficción, aparecen personajes como Faustino Rey Romero, el cura poeta; o como Paulino, el legendario pescador del Miño; o como la señorita Socorro, maestra de aquella escuela del barrio de San Bartolomé, que enseñó a leer y a escribir al autor...

Y a los que peinen tantas canas como Ánxel nadie tendrá que explicarles el significado del título de esta su ópera prima. Porque sabrán que Tebra era el lugar que suministraba penumbra (luz entendida como tal, nunca) a los vecinos de la zona cuando alguna avería inoportuna en la línea de Fenosa -«en los años 60 y los 70 eran habituales», recuerda-, obligaba a engancharse a aquella modesta compañía eléctrica local. En suma, alumbrarse con luz de Tebra equivalía a vivir en tinieblas.

Los vigueses que asistan al acto (habrá unos cuantos), también descubrirán historias que les sonarán cercanas. La culpa la tiene el tiempo que, recién licenciado en Medicina, pasó Ánxel en el Hospital Municipal cuando dicho centro era el punto de referencia de personas sin recursos. «Sí, a ratos puede considerarse un libro amargo, aunque hace reír», explica el autor interpretando mi silencio.

Donde fijo que no habrá silencios será mañana en Tui. Que el encargado de la presentación del libro sea Manuel, su hermano mayor, garantiza una cascada de palabras. «Lo que más admiro de Ánxel es que pudiendo haberse forrado siempre prevaleció su vocación de neonatólogo por encima de cualquier veleidad material». Seguro que ahí está el quid de que no tenga dedos suficientes (pies incluidos) para contar los amigos-amigos.

La única pátina religiosa que tiene esta orden made in Ponteareas es el nombre, lo cual no quiere decir que lo que une a sus cofrades no sea la liturgia. Está incluye, sí o sí, una cuchipanda gastronómica mensual y, coincidiendo con la festividad del santo, una macrocuchipanda anual en la que comparten mesa y mantel con sus colegas redondelanos de la Orden de Xan Carallás.

Caiga en el día de la semana que caiga el rito es sagrado. Salvo que, por intercesión de Toxo y Méndez, como ha sido el caso, coincidiera con jornada de huelga ¿general? La cosa obligó a trasladar el sarao al fin de semana. Según me cuenta el caballero presidente Alberto Novoa, el restaurante Atalaya de Mondariz volvió a ser el punto de encuentro.

Un somero vistazo a la foto que ilustra la página deja claro que los comensales no tenían previsto levantarse de la mesa antes de la hora de la merienda-cena. Y así fue. Los cuatro platos de que constaba el menú (mariscos variados y cordero incluidos), lo requerían.

El que fuera vicerrector de relaciones institucionales con Domingo Docampo y más tarde director general del Celta, vuelve a ocupar puesto de responsabilidad (a mayores de la de docente) en la entidad académica, ahora bajo la batuta de Salustiano Mato.

Cobas es desde ayer el nuevo comisionado del Plan Estratégico de la Universidad. Lo que le van a sobrar van a ser frentes abiertos, pero todos sabemos (él el primero) que, a día de hoy, la madre de todas las estrategias se llama Campus del Mar.