Los Estévez-Salgueiro, fieles a su regalo musical estival

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

10 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Si es agosto (o finales de julio) y el que pronuncia la frase al otro lado del teléfono es el cirujano Julio Estévez, no hace falta que diga nada más. Sus interlocutores ya saben que ese día y a esa hora, la hermosa atalaya de Baíña que comparte con Carmen Salgueiro se convertirá en escenario del ya tradicional concierto de familia. Es el particular regalo estival de los Estévez-Salgueiro para docenas de amigos desde hace catorce años.

Mucho han cambiado las cosas durante este tiempo. Lo que nació como un guiño de amor de padre (melómano) con dos de sus hijas, Begoña y Julia, que empezaban a hacer sus pinitos musicales, como soprano la primera y como flautista la segunda, ha terminado convirtiéndose en un concierto con mayúsculas que, a tenor de lo visto este fin de semana, sigue creciendo. También en cantidad.

Y es que aquellas jovencísimas estudiantes de hace tres lustros son ya profesionales. Begoña Salgueiro (ha elegido el apellido materno) forma parte del coro del Teatro Real de Madrid, cuya temporada acaba de cerrar Plácido Domingo en el papel de Simón Boccanegra. Vivió, pues, en directo los 26 minutos de aplausos con los que el público premió la actuación. Tan en directo como que una de las manos que buscó Plácido a la hora de salir a saludar fue la de Begoña, que afirma que «la temporada del Real es muy dura».

Baíña es uno de los mejores lugares posibles para desconectar de tanta dureza y tantas exigencias, incluida la de soportar temperaturas de 38 grados sin caer en el pecado (mortal para una soprano) de encender el aire acondicionado. Una desconexión corta, porque tiene que preparar las 12 Canciones Gallegas de los conciertos que, dentro del ciclo Espazos Sonoros, ofrecerá este otoño. Me explica que son poemas de Rosalía, Curros, Risco, Cabanillas... que fueron musicadas en su día por Mompou, Guridi, Toldra y Joaquín Rodrigo, entre otros, y que se estrenaron en junio de 1951.

También el currículo de su hermana Julia Estévez ha crecido. Aquella niña, que ha formado parte de diferentes orquestas jóvenes y que sabe lo que es actuar bajo la batuta de Víctor Pablo Pérez, Zubin Mehta, Aldo Ceccato o Lorin Maazel, es en la actualidad profesora de flauta del Conservatorio Profesional de Vigo.

Precisamente desde el puesto que ocupa ahora, se ha sumado al proyecto de impulsar ese vivero de talentos que es la orquesta Vigo430, que si quien corresponda escuchara a los que saben de esto, bien podría convertirse en orquesta residente del futuro auditorio. A juicio de sus directores, Javier Escobar (de gestión) y Alejandro Garrido (artístico), una decisión así frenaría el éxodo de más que buenos profesionales que, ante la falta de futuro aquí, no han tenido más remedio que emigrar, y hoy forman parte de la nómina de algunas de las mejores orquestas de Europa.

Precisamente la actuación en Baíña de una docena de integrantes de Vigo430, fue una de las sorpresas que este año reservaba Julio Estévez a los amigos. La otra llegó justo después de la cena en el jardín y antes de los fuegos artificiales, cuando se animó a acompañar al piano -«he acabado segundo con buenas notas», presumió- a sus hijas. Todo el desenfado y la ironía que caracterizan a este especialista en aparato digestivo -«hoy competimos con el tsunami Bisbal»-, se transformaron en una emoción irrefrenable que le agarrotó los dedos a mitad de Moon river. Una vez repuesto demostró que, en efecto, progresa adecuadamente. Con el piano, digo.

El entregado auditorio no escatimo aplausos. De tan agradable velada (que se prolongó hasta las tantas) disfrutaron, entre otros, Antonio Facal, Mercedes Castro, Paco Rey, Laura López Atrio, Juan Mata, Álvaro Pombo, José Lijó, Modesto Rivera, José Carlos Rivas, Juan Vieites, Camilo Prado, Luis Espada, Francisco Pablos, Xerardo Estévez, Ángel Viñas, Antón Pulido... Noche de estrellas y lobos. No abandono el Val Miñor. Y es que con tan sugerente título el Instituto de Estudios Miñoranos ha programado para mañana una de esas xeiras nocturnas para amantes de caminatas montunas y de viejas historias asociadas a la ruta.

Es un formato que inventaron hace un tiempo y que no para de ganar adeptos, tanto de la zona como foráneos. De hecho, el plan trazado para mañana es un calco de otro realizado el verano pasado que tuvo especial éxito, y que consiste en recorrer a pie el trecho que separa la Cruz de Pao del Foxo Pedriño. Después de escenificar aquí la captura del lobo, le tocará el turno a las estrellas. El papel de guías lo bordarán tres expertos ya conocidos de los asiduos: Xosé Lois Vilar, Xilberte Manso y Gustavo Sanromán. Y un aviso a navegantes: Llevar ropa de abrigo y linterna. La cita a las 22 en Chan da Lagoa (Baiona).