Los trabajos premiados tienen el aliciente añadido de que se publican en Focus on zinc, una revista especializada que se distribuye en una treintena de países. En definitiva, la casa de Vilariño se hará un poco más internacional. Así, personas de lugares tan dispares como Polonia, Italia o Islandia tendrán la oportunidad de navegar por la ría de Vigo desde los inmensos ventanales de esta casa-hotel. Tal vez cualquier día no se resistan a la tentación de hacerlo en vivo.
La casa ha sido posible gracias a la imaginación de Penela, pero también a la sensibilidad de Marisa Barrio, que le facilitó el trabajo. Según me cuenta, lo único que le dijo el día que le hizo el encargo fue: «Quiero una vivienda que sirva para compartir estancias o, en su caso, para que funcione de forma independiente, que todo esté comunicado y, llegado el caso, pueda incomunicarse, en definitiva una construcción muy versatil». El arquitecto, asegura, no sólo captó el concepto al vuelo, sino que ha logrado el más difícil todavía: «Parece mentira, pero a veces tengo la sensación de que hay más luz dentro de casa que fuera». Misterios.