El mundo arquitectónico, con vistas a Vilariño

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

02 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Está al otro lado de la ría (en Vilariño, para más señas) y es una de las mejores de todas las construidas el pasado año. El reguero de premios así lo atestigua. Obra del arquitecto vigués Alfonso Penela, primero fue el Juana de Vega y ahora acaba de hacerse acreedora del Archizinc, en la categoría de edificio individual. Se trata de un trofeo que distingue «las obras más originales y bellas» en cuya nómina de materiales figura el zinc.

Como el día señalado para la entrega del galardón Alfonso tenía otro compromiso, acudió a recogerlo en su nombre la propietaria de la casa, Marisa Barrio. «Fui la única intrusa», comenta irónica. Claro que, aunque solo fuera por el escenario, seguro que no le importó. Y es que el acto se desarrolló en el transcurso de una cena en uno de los salones privados de la torre Eiffel con impagables vistas al Sena. Dice también Marisa que ella y su marido eran, junto con Vázquez Consuegra, otro de los premiados, los únicos españoles de la velada.

Lo mejor de este tipo de reconocimientos es que lo hacen los propios compañeros. En el jurado, presidido por Dominique Boudet, figuraban un puñado de reconocidos arquitectos internacionales. La elección no debió de resultar fácil ya que, a las cuatro categorías posibles (edificio individual, colectivo, público y de oficinas) se presentaron cerca de 250 proyectos de 25 países. Se valora especialmente la innovación en el uso de materiales, la estética, la funcionalidad y el respeto por el entorno.

Los trabajos premiados tienen el aliciente añadido de que se publican en Focus on zinc, una revista especializada que se distribuye en una treintena de países. En definitiva, la casa de Vilariño se hará un poco más internacional. Así, personas de lugares tan dispares como Polonia, Italia o Islandia tendrán la oportunidad de navegar por la ría de Vigo desde los inmensos ventanales de esta casa-hotel. Tal vez cualquier día no se resistan a la tentación de hacerlo en vivo.

La casa ha sido posible gracias a la imaginación de Penela, pero también a la sensibilidad de Marisa Barrio, que le facilitó el trabajo. Según me cuenta, lo único que le dijo el día que le hizo el encargo fue: «Quiero una vivienda que sirva para compartir estancias o, en su caso, para que funcione de forma independiente, que todo esté comunicado y, llegado el caso, pueda incomunicarse, en definitiva una construcción muy versatil». El arquitecto, asegura, no sólo captó el concepto al vuelo, sino que ha logrado el más difícil todavía: «Parece mentira, pero a veces tengo la sensación de que hay más luz dentro de casa que fuera». Misterios.

En este caso la religión que les imbuye tiene que ver más con el mundo terrenal que con el sobrenatural. Y es que si han tomado el camino de la ciudad portuguesa ha sido porque, por esas cosas del calendario, es donde toca esta vez esa liturgia anual que es la concentración mundial de vespas.

La peregrinación, que iniciaron ayer de buena mañana, está sirviendo para escenenificar una fusión tan esperada como la otra, la de las huestes de Vespeinados y del Vespa Club Vigo. Dicha fusión quedó ya inmortalizada el pasado miércoles, a propósito de la reunión preparatoria del viaje en las instalaciones de Movisa y con Juan Luis Carro como testigo. Allí estaban Juan y César, y Marcos, y los de la vieja guardia, con Manolo a la cabeza con la fija del diez-once preparada por lo que pueda suceder. El lunes nos desvelarán los milagros de un fin de semana interminable.