Tui recupera con Sócrates el espíritu de Prieto Coussent

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

27 jun 2010 . Actualizado a las 02:03 h.

Y con él, el espíritu de Benito Prieto Coussent. Los que le conocieron no son capaces de ponerse de acuerdo sobre si fue mejor artista que pedagogo o viceversa. Ambas facetas las conocieron bien en Tui, en cuyo instituto impartió clases de Dibujo y Modelado hasta que, acusado de anarquista y amigo de los obreros, fue encarcelado tras estallar la Guerra Civil.

Apenas dos meses antes de aquel fatídico julio del 36, Prieto y sus alumnos (los Álvarez Blázquez, los Diz Rodríguez, los Fernández Cermeño, los Gayoso Fernández...) habían instalado en los jardines de Santo Domingo un busto de Sócrates, filosofo por el que sentía una especial debilidad. La obra tuvo una vida bien efímera. Ese mismo verano, por obra y gracia (poca gracia) de la intolerancia, acabó en las aguas del Miño. Ya nunca pudo recuperarse. Hasta ayer.

No es la misma, pero sí un calco de aquella en la que, como entonces, han participado un buen puñado de alumnos, en este caso del Instituto San Paio, el escultor Rosendo González, y cientos de tudenses, que han sumado su grano de arena en forma de aportación económica (el Concello aportó la piedra) para poder recuperar, no sólo la obra material, sino también la intangible de aquel artista genial.

Así, es fácil entender que Tui entero fuera ayer una fiesta. Todos querían participar de una iniciativa, detrás de cuya génesis está ese colectivo librepensador que es Levada Libre. Fue una de sus cabezas visibles, Manuel Vázquez de la Cruz, el encargo de conducir el acto, en el que la música tuvo un papel preponderante como hilo conductor.

Para abrir, los acordes del himno de Riego, como recordatorio de aquel 3 de mayo de 1936 en el que se instaló el busto original en la España de la II República. A continuación, la quinta de Beethoven simbolizó la decapitación, y Negra Sombra, los tiempos de guerra fraticida. El Imagine de John Lennon puso música a la esperanza y el Himno de la Alegría celebró que la democracia acabó por imponerse.

Especialmente emotiva fue la lectura de la carta que envió Emilio Diz Jurado, uno de los contados alumnos de Prieto Coussent que todavía viven. «Me gustaría estar presente, pero vivo en las Antípodas y mi avanzada edad no me permite el desplazamiento (...) Prieto era, además de un gran pintor, un auténtico pedagogo que respetaba y alentaba la personalidad del discípulo. En esto se asemejaba a Sócrates que, como en otro sentido las comadronas, ayudaba a su interlocutor a partear las ideas», escribió.

No fue la única cena conmemorativa que había ayer en Tui, así es que muchos vecinos tuvieron que elegir. La otra fue en el parador San Telmo. Lo que se festejaba era el aniversario de los Juegos Florales de 1891, primer acto público desarrollado íntegramente en gallego. El menú fue idéntico al que saborearon los comensales de hace 119 años: sopa fina, raxo con cogordos, salmón á alicantina, polos salteados, langosta á rusa, pastel de pichós, filetes á xardineira, helados, pavo con cogordos, budin con ron y pastelón á inglesa.