«Vigo está tomando el relevo en la cultura 'underground'»

B.R. Sotelino

VIGO

El artista presenta en la galería PM8 la muestra «La juventud baila»

10 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Bajo la apariencia de lo banal, la obra de Pablo Pérez Sanmartín (Vilagarcía, 1980) esconde un profundo análisis de la sociedad contemporánea, que el autor centra en la franja generacional que ocupan los jóvenes. El artista, que reside en Madrid, donde compagina su trabajo plástico con la dirección de arte en publicaciones de moda, inauguró ayer en la galería PM8 de Vigo la exposición La juventud baila , que se puede ver allí hasta el 8 de mayo. En la muestra presenta material de una de esta serie, premiada en la última edición de las Becas Fundación Sa Nostra de Artes Plásticas, así como su serie más reciente, titulada Vanitas disco . Pérez Sanmartín participó en dos colectivas celebradas en el museo Marco: Urbanitas y Paperback .

-¿Qué subyace bajo este trabajo plástico de apariencia hedonista?

-Yo trabajo bastante el tema de las naturalezas muertas, pero lo llevo al terreno del ámbito publicitario, a las estéticas de consumo. La serie La juventud baila habla de la instrumentalización de los jóvenes como valor de consumo. Juego con el sentido metafórico de la juventud a la que se sitúa en una especie de baile perpetuo, pero que se mueve sobre un terreno formado por arenas movedizas. Técnicamente parto de la fotografía para dibujar y hacer luego ilustración digital con lambda print . Me interesa la factura industrial, los acabados impecables, que es algo que va en función del discurso.

-En la exposición, además de la obra, hay confeti por todas partes ¿En qué sentido forma parte de la misma?

-Forma parte del montaje. La idea es transmitir al espectador la sensación de que llega tarde a la fiesta, que se ha perdido algo, que estamos de resaca. La frase The soundtrack of our lies , que aparece en una de las obras, resume la serie.

-¿Y los globos negros?

-Los diseñé para la última edición de las Noches Blancas de Madrid. Llevan serigrafiado el logo «Miedo al futuro», y los añadí a la exposición porque la redondean, completan la muestra. Los globos también son una metáfora que actúa sobre la misma reflexión. Son objetos brillantes y vistosos, pero ocupan un espacio lleno de aire. Se desinflan.

-Hace referencia a la crisis...

-Sí. Y eso que cuando empecé este trabajo, aún no habían cambiado tanto las cosas.

-Con la serie fotográfica se estrena en otra técnica, ¿no?

-Sí. Me parecía que el tema tenía aún más recorrido y están tomadas bajo la estética del bodegón, con una luz muy pictórica, aunque los temas que me interesan son los mismos: las subculturas juveniles, la industria del ocio, las estéticas de consumo, la futilidad de las modas pop y el universo barroco del vanitas.

-¿Irse a Madrid fue una opción «alimenticia»?

-Realmente, no. Fue circunstancial. Creo que Galicia, y sobre todo Vigo, vive un buen momento creativo. La ciudad está tomando el relevo a urbes como Bilbao en cuanto a cultura underground y empiezan a pasar cosas, como el Sonar, o Esdemga. Lo que pasa es que a mí ya me ha pillado con la vida hecha.