«No hay ninguna oportunidad de trabajo pero contamos con el apoyo de la familia»

La Voz

VIGO

29 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Con unos 15 nacimientos anuales y una edad media de población por encima de los 50 años, escuchar llantos infantiles en Covelo es una sorpresa. Y más si es por partida doble.

Sonia Alonso impulsa el censo municipal del 2009 desde junio, cuando llegaron al mundo Lara y Hugo. Una de las ventajas de nacer en el concello que menos crece es que no hubo problemas para entrar en la guardería pese a ser dos. «Viene hasta gente de Ponteareas y otros municipios porque allí es más difícil tener plaza», recuerda esta madre de 32 años.

Elegir Covelo para vivir no fue casual. Tanto sus padres como los de su marido son originales de la zona, por lo que el apoyo de los abuelos está garantizado. Claro que existe otra cara de la moneda. «No hay ninguna oportunidad de trabajo, pero contamos con el apoyo de la familia», apunta el matrimonio que trabaja en una empresa de transporte de Mos. Pese a los gastos que suponen los viajes diarios para ir a ganarse el pan, la vida compensa más. La factura de basura y agua que aquí pagan al año, antes llegaba a casa cada dos meses.

Por supuesto, la vivienda también es más barata. «Tenemos supermercado y ambulatorio aunque echo en falta más cafeterías, el cine y cosas así. Para todo eso hay que desplazarse», recuerdan en la casa de Sonia y su marido Alberto Lorenzo. Sin embargo, estos inconvenientes se ven compensados para los dos por la tranquilidad. La mayoría de vecinos se conocen y los niños de la zona juegan en la calle sin riesgos. «Además, cuando crecen no tienen que ver en la televisión cómo es una vaca, porque creo que muchos niños de ciudad no la han visto nunca», asegura entre risas esta reciente madre.

El paseo de una silla infantil doble por Covelo no deja indiferente a nadie. En un concello con tan pocos niños los casos de parto doble se cuentan con los dedos de la mano. «Conozco otros dos casos, aunque los niños ya tienen seis años. La verdad es que es más habitual ver gente mayor paseando que bebés».

Aunque es consciente de que muchas parejas se trasladan a Vigo para contar con determinadas comodidades, descarta esta opción por la tranquilidad y el apoyo que tiene viviendo en el interior. «Puede que no haya una librería para comprar una carpeta y haya que ir a Ponteareas, pero comemos mucho más sano», apunta Sonia Alonso. Las huertas familiares rebajan también los gastos, que al ser por partida doble suponen una continua resta. «Hay que organizarse mucho porque todo se multiplica».