Para evitar su cierre, Vigozoo tendrá que adaptarse con urgencia a la normativa europea sobre parques de fieras. La noticia es de esta misma semana y ha venido acompañada de fotos de la concejala Chus Lago paseándose por el recinto. Pero, cuando he ido a documentarme sobre el caso, descubro que la primicia no lo es. El titular reciente es exactamente el mismo que salió publicado en La Voz el 7 de enero de 2002, en la página 5.
Hace casi ocho años, ya se alertaba sobre la necesidad de que A Madroa se adaptase a la directiva comunitaria de 27 de noviembre de 2001, que obligaba a dignificar las instalaciones de exhibición de animales. Desde entonces, han pasado por la plaza do Rei cuatro alcaldes, de todos los colores políticos. Y, aunque se han hecho obras importantes, el problema sigue vigente. Ahora, la Xunta amenaza con el cierre inmediato de Vigozoo, ante el incumplimiento de la norma europea.
Estamos ante un caso clásico de nuestra ciudad, donde los líos se enquistan hasta hacerse irresolubles. El urbanismo, con sus sentencias de derribo, es el paradigma. Pero ejemplos como la depuradora del Lagares, mal planteada y peor construida, la improbable ampliación de Peinador, con terrenos ocupados aún en litigio, o la incapacidad para poner en marcha un albergue de transeúntes, son otros entre cientos de casos.
Pronto, nos encontraremos con otro problema: el del transporte urbano. Será tarde para cuando se den cuenta de que la estación soterrada de Urzaiz debe ser también un intercambiador de transportes que incluya el autobús. Y que debe tener, también, conexiones de lanzaderas con Peinador. Pero será lo de siempre: Una vez rematadas las obras, descubrirán que hay que hacer una reforma. Es la versión ampliada de la clásica política de alcantarillas, asfaltados y aceras, donde mañana se levanta lo que se inauguró ayer.
Con Vigozoo ha venido a pasar todo esto. Que algo se hizo, pero no todo lo que debía hacerse.
Pronto el alcalde ha salido acusando a la Xunta de «perseguir» a Vigo con esta amenaza de cierre. Pero se van acumulando las «persecuciones», y comienzan a no surtir el efecto deseado. La del zoo es una campaña de la consellería. Y las sentencias por urbanismo son culpa del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que nos tiene manía. Parece inconcebible que, en algo, tengamos nosotros, o nuestros munícipes, la responsabilidad.donde los leones tristes estarán batiendo zarpas, ante la posibilidad de ser liberados. Tal vez, si tienen suerte, pasen el invierno en un clima más cálido. Eso sí, que no los devuelvan al Serengueti. Tras el trauma de Candeán, allí Bambi tendría más futuro que el Rey de la Selva lejos de la Selva? de la Praza do Rei.