«Fui pionera en usar el carro, porque utilicé el de la compra para el reparto»

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Dice que las cartas personales tienden a desaparecer, debido a Internet, y que más del 90% ya es correo comercial. Algunos vecinos le regalan perfumes, bombones y licores

16 nov 2009 . Actualizado a las 11:37 h.

Xulio Vázquez El viejo lema olímpico «citius, altius, fortius» también se puede aplicar a Correos. Esa máxima latina ha jalonado la distribución de la correspondencia en España. Las cartas llegan cada vez más rápidas. Muchas viajan tan alto como los aviones. La fortaleza siempre la han puesto los carteros, sobre todo los que siguen haciendo el reparto a pie. La cartera más veterana de Vigo lleva 28 años pateando las calles. Ya forma parte del paisaje urbano y se ha ganado a pulso que los vecinos le dispensen un trato familiar. Carmen Ramos García (49 años) siempre llama al timbre cada mañana y solo necesita decir la palabra cartera para que le franqueen la puerta. -¿Sería de las primeras mujeres en opositar a Correos? -Sí, me presenté a la primera oposición para mujeres. Nos examinamos en Madrid y éramos sobre un millar. -¿Fue muy dura? -Bastante. Lo más duro fueron las pruebas físicas. -¿No les mandarían hacer mil genuflexiones? -(Risas). No. Pero nos llenaron una de aquellas clásicas carteras de cuero con veinte kilos de arena y nos hicieron correr con ella a hombros por la terraza del edifico de Correos en Cibeles. -¿Recuerda alguna pregunta? -Me preguntaron dónde estaba Cerdanyola del Vallés, pero sabía que es cerca de Barcelona. -¿Pasó con buena nota? -Obtuve un sobresaliente. -¿Su primer cometido? -Hice las prácticas en Oñate (Guipúzcoa). -¿Circulaban las cartas bomba? -Sí, pero era muy raro que llegase alguna a nuestras manos. -¿A qué lugar la destinaron? -Estuve dos años en Vitoria y repartí el correo con nieve muchos días. Luego viene a Vigo. -¿Sigue en las mismas calles? -Pasé quince años en un tramo de García Barbón, Escuelas Públicas y Serafín Avendaño. Ahora llevo Colón, un tramo de Marqués de Valladares, otro de Velázquez Moreno y un trozo de la plaza Compostela. -¿El horario? -Voy a la central a las 7.30 horas, para la clasificación y, sobre las 10.30 horas salgo a la calle a hacer el reparto. A las 13.00 entrego los certificados que me sobran, los reembolsos y las devoluciones. A las 14.30 me marcho. -¿Utilizó algún vehículo? -No, siempre me moví a pie. Lo prefiero a estar en ventanilla. -¿Conocerá a los vecinos? -En García Barbón me consideraban una vecina más.

-¿Ha tenido que leerle una carta a alguien?

-Una vez se la leí a una persona mayor de etnia gitana. -¿Le decía algo triste? -Era de la Seguridad Social. -¿Y escribirlas? -Nunca me lo pidieron, pero sí sellárselas. -¿Es cierto que el cartero siempre llama dos veces? -(Risas). A veces llamamos hasta tres veces. -¿Ahora con el carrito todo irá sobre ruedas? -Resulta más cómodo y la espalda lo ha agradecido. Puedo presumir de que fui pionera en su uso. -¿No habrá utilizado el carro de la compra? -Pues sí. Un buen día le pregunté al jefe si podía hacerlo con mi carro y me dio el visto bueno, pero tuve que ponerle una tabla para llevar encima la cartera, porque pesaba bien veinte kilos. Luego ya vinieron los carros oficiales. -¿No le pasaría como con el carro de Manolo Escobar? -A mí nunca me lo robaron. Pero ya voy con el tercero. -¿Habrá hecho más kilómetros que las maletas de la Piquer? -(Risas). No sé si tantos, pero bastantes. -¿Ante la disyuntiva de la cartera o la vida? -Sin duda, les daría la cartera (risas), porque no es mía. -¿Tiene dirección de correo electrónico? -Sí, pero no lo uso mucho. -¿Aún siguen mandando cartas de amor perfumadas? -Muy pocas, ya casi no se huelen, ni el día de los enamorados. -¿Desaparecerán las cartas personales? -Van camino de ello, debido a Internet. Más del 90% del correo es comercial. -¿Qué media de correspondencia reparte a diario? -Sobre mil y, en Navidad, se pueden duplicar por las postales. -¿Quién reparte más alegría, ustedes o los de la ONCE? -Alguno me dice que, si es una multa, no se la entreguemos. Pero si es un giro, a cualquier hora. -¿Le han dado el aguinaldo? -Sí. Me han regalado, perfumes, bombones y hasta licores. -¿Alguna anécdota? -En una casa de la calle Mantelas, un perro me tuvo contra una pared hasta que llegó la dueña y me liberó. Menos mal que utilicé la cartera y me salvó.