La quinielas dan a Amos Oz como favorito para el Nobel de Literatura

Camilo Franco

VIGO

Hace 13 años que ningún poeta es distinguido y desde 1990 no se premia a un autor en español

08 oct 2009 . Actualizado a las 09:45 h.

Un escritor puede pasarse la vida siendo aspirante a un premio al que no tenía pensado presentarse. Ocurre con los Premios Nobel desde el principio de los tiempos. El galardón que se falla hoy en Estocolmo tiene fama de dar sorpresas. Pero lo cierto es que los académicos suecos que rigen los destinos del premio no se dejan llevar por lo que digan las apuestas.

Apuestas siempre hay y este año están encabezadas por Amos Oz. Sin embargo, la observación de la tradición no le favorece. Los Nobel tienen demasiadas deudas pendientes y, en ocasiones, parece que la literatura es solo uno más de los argumentos a tener en cuenta en su concesión. Pesan los géneros, los literarios y los otros; pesa la procedencia del autor para que Occidente no se lo lleve todo, pesa el posicionamiento del aspirante frente a situaciones políticas adversas y no democráticas. También, cómo no, pesan los idiomas y su importancia en el mundo.

Las cábalas recuerdan que hace 13 años que el premio no reconoce a un poeta. Esas mismas cábalas que señalan que en los últimos ocho años seis galardonados fueron europeos. Al mismo tiempo, estas estadísticas, que recuerdan en mucho a las que exhiben los diarios deportivos antes de un derbi, apuntan que desde 1990 no gana un premio ningún escritor en español. El nombre que suena para este idioma es Mario Vargas Llosa, aunque Luis Goytisolo se ha incorporado este año, sumándose a Juan Marsé y al también habitual de estas quinielas Carlos Fuentes.

El idioma, el continente y también el hecho de ser mujer coloca en las quinielas más iniciadas a Nélida Piñón, aunque en los medios suecos, más cercanos a la Academia, no se cita. Se mencionan, sin embargo, dos autoras de orígenes con peso, la rumana-alemana Herta Müller y la argelina Assia Djebar.

El clima que rodea este año a la elección es algo más tranquilo que el pasado. En parte por el nuevo de secretario de la Academia sueca, Peter Englund, que ha extremado las medidas de seguridad para que la noticia no se filtre.