Pereira de Castro
Antigua cafetería. En la plaza de A Constitución está la Casa de Pereira de Castro, que posee tres escudos en la fachada que da a la calle del Triunfo
El pasado mes de julio, el concejal de Patrimonio anunciaba la compra de un inmueble histórico en la calle Abelaira Menéndez que, una vez restaurado, acogerá una pinacoteca nutrida con los fondos del Museo Municipal Quiñones de León. Con esta rehabilitación, se salvarán las ocho casas blasonadas que todavía recuerdan el aspecto del Vigo de los siglos XVI y XVIII.
Coincidiendo con esta rehabilitación, los investigadores Grato Amor y Pepe Rocha han elaborado un inventario de heráldica y genealogía viguesa. En este estudio, que podría ser publicado a finales del presente año, se puede seguir el rastro de algunos nobles e hidalgos residentes en Vigo durante la Edad Moderna.
La futura pinacoteca del centro de la ciudad, conocida como Casa de Arias Taboada, fue construida a mediados del siglo XVII. «No estoy muy de acuerdo con esta denominación porque Diego Arias Taboada accedió a esta casa a través de su esposa María Bárbara de Figueroa Araújo, emparentados con el vínculo de A Raposeira de los Montenegro», afirma Grato Amor. La casa, según un libro de Amador Montenegro, poseía un huerto y una capilla dedicada a San Sebastián, detalle que pudo decidir el nombre del castillo que lindaba con ella por la parte alta.
Casa Goda
Hace algunos años, el Servizo Galego de Saúde (Sergas) rehabilitó la segunda edificación blasonada de este recorrido. Según Grato Amor, este edificio debe ser llamado Casa Goda o Casa de Arte, ya que perteneció a los barones de Casa Goda. El escudo que luce en una de sus dos fachadas no pertenece a ningún linaje gallego, aunque en Castrelos existe una réplica. La procedencia de la familia propietaria es vasca. La construcción sufrió modificaciones en el siglo XIX, según se recoge en el Plan Especial de Reforma Interior del Casco Vello (Pepri).
Enfrente, se puede ver la Casa de Pereira de Castro, construida en el siglo XVIII bajo preceptos barrocos. Este edificio está declaro bien de interés cultural y, además de lucir tres escudos en la fachada que da a la calle Triunfo, presenta un pequeño reloj de sol en la fachada de la plaza de A Constitución.
Al otro lado de la plaza se levanta la casa natal del vicealmirante Casto Méndez Núñez. Esta es, según Grato Amor, una de las tres casas que tenían los Arines en Vigo. El escudo que se puede ver en la fachada pertenece a esta familia. El primer Arines documentado en Vigo es Pedro Arines, que en el primer cuarto del siglo XVI ejerció de escribano en la villa y casó con una Troncoso.
En la plaza de Almeida se encuentra el edificio más antiguo de la ciudad, la mal llamada Casa Arines. La Casa Torre dos Pazos Figueroa está datada en el año 1490 y conjuga elementos góticos con renacentistas. También está declarada BIC. Ahora acoge el Instituto Camões.
Ya bajando la calle Real, en el conocido restaurante Fai Bistés hallamos la Casa Méndez de Soutomaior o Méndez Goldar, que según Grato Amor son la misma familia. «Estos escudos están vinculados con los de San Roque y en Camos también aparecen. Probablemente, los Méndez sean portugueses, o gallegos que pasaron a Portugal y después volvieron con sus escudos de armas», apunta el investigador vigués.
Siguiendo la calle Real aparece una casa en un estado ruinoso, que luce un blasón en su fachada. Para los redactores del Pepri del Casco Vello, el escudo está «descontextualizado a todas luces». No obstante, Grato Amor señala que al lado se levantaba una casa de los Arines.
En el número 12 se encuentra la Casa de los Montenegro, construida entre los siglos XVII y XVIII, que merece una extensa descripción en el Pepri.
El recorrido blasonado concluye en la Casa de López Araújo, según Grato Amor, Casa de López de Bárcena. Su construcción está datada en el año 1763 y perteneció a los Bárcena, familia cántabra que trasladó algunos elementos arquitectónico a esta casa. Más tarde perteneció a López de Araújo, primer ministro que dio la ciudad al Estado, y sirvió de sede a la Diputación, cuando en el siglo XIX, Vigo ejerció tal distinción administrativa.