Martin Sheen y Emilio Estévez reciben su carné de socios del Celta

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

04 ago 2009 . Actualizado a las 03:03 h.

Bien puede decirse que las dos últimas incorporaciones a la nómina de socios del Celta son de cine. Y es que ayer recibieron sus respectivos y flamantes carnés Martin Sheen y Emilio Estévez. Padre e hijo andan estos días por Galicia, donde el último busca localizaciones para su película sobre el Camino de Santiago.

Precisamente hasta allí se desplazaron ayer Marián Mouriño y Gabriela Lago para investirles como nuevos forofos, con camiseta celeste incluida, que piensan lucir en el primer partido al que asistan en Balaídos. No pudieron elegir un día mejor para regalar la equipación a Martin, ya que ayer cumplía años. Tuvo el protagonista de Apocalipsis now una jornada apretada, asistencia a la misa del peregrino incluida. Lo que no sabemos es si tendrá tiempo de visitar la casa de sus ancestros en Salceda, o de catar algún platillo en O Cabalo Furado, uno de sus restaurantes favoritos según comentó en alguna ocasión.

Pues eso, que a ver si ahora que el Celta estará presente también en Hollywood empieza a comportarse de película. Los socios de toda la vida se lo agradecerían. Y los nuevos, también. Por cierto que desde que el pasado 20 de julio abriera el Celtómetro Abel Caballero, las inscripciones se suceden. De hecho, según los datos que maneja el club, en apenas dos semanas se han dado de alta algo más de un millar de nuevos socios. Moraleja: afición hay (mucha según parece), lo que falta son resultados. O Condado copó las dos terceras partes del podio en Cambados Mientras en la capital de O Salnés se recuperaban ayer la resaca de su cita más espirituosa, en Arbo y As Neves la fiesta continuaba. No es para menos, después de que sendas bodegas de estos últimos municipios se ganaran, por méritos propios, un hueco en el podio.

Tanto en la arbense Pazo Pondal, como en la nevense Coto Redondo menudearon ayer los brindis. Juan Manuel Fernández Ucha, gerente de la primera bodega, y Antonio Méndez, responsable de la segunda, no disimulaban su satisfacción. No es de extrañar ya que ellos, mejor que nadie, saben lo que supone hacerse con una de las codiciadas medallas de la Festa do Albariño. «Después de lo del año pasado, esto va a ser el espaldarazo definitivo», asegura Méndez. Lo del año pasado a lo que se refiere es nada menos que la medalla de oro en el mismo certamen. Y bien saben los bodegueros lo difícil que es (por no decir imposible) subir al podio en dos ediciones consecutivas. Si encima se tiene en cuenta que apenas son cuatro las cosechas de Señorío de Rubiós que han llegado al mercado, la victoria tiene, si cabe, más mérito.

Tampoco es nueva en el medallero la familia Fernández Ucha. En concreto se estrenó en el 2003, apenas cuatro años después de haber dado el paso de cosechar uva para consumo propio y para vender a terceros (que era lo que hacía el abuelo de esta firma familiar), a la elaboración. En este terreno han querido contar con una de las enólogas más conocidas y reconocidas del país, Ana Martín, cuyo trabajo se conoce bien no sólo en Rías Baixas, sino en la Rioja y hasta en la Denominación Txakoli de Bizkaia.

Pazo Pondal elabora alrededor de 150.000 botellas de su monovarietal albariño que, además de en España, se venden en otros 20 países. Muy similar es la producción de Señorío de Rubiós, cuya primera cosecha llegó al mercado en 2006. Esta apuesta casi personal de Antonio Méndez empieza a consolidarse.

Dedicado casi por completo hasta ahora al mercado nacional, el premio del domingo le ha valido ya para recibir un pedido desde Polonia. Quieren 3.000 botellas para ir abriendo boca. También el pasado mes de julio abrieron su particular canal de exportación con Estados Unidos. En este caso el pedido ha sido de 5.000 botellas. Felicidades.

Acaba de ver la luz Chat noir, el primer trabajo discográfico de la joven flautista viguesa. En total siete temas de música francesa en los que está acompañada al piano por Alina Pociute. Ésta no estará el sábado (supongo) en los dominios baioneses del patriarca, Julio Estévez, donde seguro que, en ese concierto veraniego que ya va por la edición número trece, tendremos oportunidad de escuchar en vivo y en directo algunas piezas del disco en cuestión.

Claro que como en cuanto tuvo el CD en sus manos a don Julio no le pudo el cuerpo y repartió ejemplares aquí, allá y acolá, confieso que el sábado me plantaré en la atalaya de Baiña con la lección aprendida. Además de escuchar a Julia y a Begoña (soprano), el otro atractivo de la tarde será comprobar los progresos del páter familia al piano, instrumento al que lleva un año entregándose sin mesura.