Los personajes salchicha de un vigués conocen mundo

VIGO

La marca Volcom vende camisetas con un dibujo de este ilustrador de 22 años

27 oct 2009 . Actualizado a las 19:30 h.

Dibujante de cómics, diseñador, músico y compositor. Se podría decir que Alberto Santos, conocido por muchos en Vigo como Ash, es un artista como se concebía en la época del Renacimiento. Su última aventura, como las llaman ya sus amigos, ha sido conseguir que una de las marcas de referencia para skaters y surfistas comercialice una camiseta con uno de sus dibujos.

Hace algo más de un año, un amigo le avisó de que Volcom estaba buscando diseños y que su estilo podría encajar. Esta marca americana lleva desde 1995 dando oportunidades a nuevos artistas para promocionar su obra en sus prendas. «Le hice caso, acabé este diseño y se lo mandé a la empresa por correo electrónico», recuerda Alberto. No supo nada más hasta finales del año pasado cuando recibió directamente el contrato. «Ya me había olvidado del tema y en un día de estos que volvía de la Facultad de Bellas Artes lamentando donde me había metido, llegué a casa y vi el correo». Eso sí, hasta principios de este año no pudo ver como quedaba en la camiseta y fue a finales de marzo cuando se puso a la venta.

Aunque el diseño lo hizo específicamente para el proyecto, utilizó unos personajes que ya son famosos en Vigo. En su etapa como grafitero los plasmó en muchos muros de la ciudad. «En principio eran unos osos hormigueros con la nariz afilada pero de hacerlos por la calle se simplificaron hasta ser unos cilindros, una especie de salchichas con nariz alargada», explica el joven dibujante vigués. Además de en muros, estos personajes también se han podido ver en los números del fanzine Fuck Cómics, colectivo en el que lleva implicado desde sus inicios.

La venta de camisetas no debe ir nada mal porque si pones la referencia de la camiseta en Google aparecen decenas de páginas donde se puede comprar por cerca de 20 euros. «El otro día me quedé flipado cuando entré en una de ellas. En vez de un maniquí podías ver cómo le quedaba la camiseta a un japonés», dice Ash.

Por ahora, no se ha encontrado a nadie con la camiseta puesta por la calle pero sus amigos que la llevan sí que han llamado la atención. A uno de sus compañeros de grupo incluso le pararon en Santiago para preguntarle dónde la había comprado y a su hermana no le creían cuando contaba la historia. «Yo no le doy mucha importancia», dice Alberto, aunque reconoce que le gustaría seguir colaborando con la marca. Ya les ha enviado más dibujos pero aún no le han contestado. Lo que sí que le han pedido es una tira de sus personajes para publicar en Estados Unidos a través de Volcomics.