Fátima y Hamsa han aprendido una palabra de español: gracias

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

03 jun 2009 . Actualizado a las 02:13 h.

Siempre. En este caso la sonrisa de Fátima y Hamsa, dos hermanos saharauis que acaban de ser operados en el Hospital Xeral del glaucoma que sufren desde que nacieron. En las dos semanas que llevan en Vigo han aprendido unas pocas palabras de español, pero la que mejor pronuncian es «gracias». Ayer volvieron a repetirla en presencia de Michel Salgado, una de las personas que ha hecho posible la operación, ya que fue el que extendió el cheque para pagar los viajes.

También se la han dedicado al doctor Javier González, que fue el que los operó. Y, por supuesto, a Toñi Bastero, presidenta de la Asociación Gallega para la Prevención del Glaucoma, que fue la que se encargó, junto a otros miembros de la entidad, de la engorrosa burocracia (visados, permisos, viajes...). «Como somos más pobres que las ratas, tanto que ni siquiera tenemos sede, no nos queda más remedio que tocar puertas», explica Toñi.

Y eso fue lo que hicieron cuando un familiar de los pequeños que reside en la ciudad les pidió ayuda para evitar que se quedaran completamente ciegos. Prefiere no dar detalles de cómo llegaron hasta Michel, lo que sí afirma es que su respuesta desde el primer momento fue «contar conmigo».

Otra puerta que se les abrió al primer toque fue la de la Fundación Celta, donde ayer se produjo el encuentro entre el ex jugador celeste y los niños en presencia de la madre de éstos y del familiar que con su petición inició esta cadena de favores con final feliz.

Llegó Michel con un regalo añadido, una camiseta del Real Madrid con su nombre. No fue la única prenda futbolera que recibieron, ya que Gudelj, Atilano y Carmela Cuevas, los anfitriones de la casa, les hicieron asimismo entrega de bufandas y camisetas del Celta, amén de entradas para el próximo partido. No estaría mal que, ya de puestos, les regalaran también (y de paso a toda la afición) una victoria. A ver.

La bodega berciana, que forma parte de Terras Gauda desde el 2002, reunió a dos centenares de personas para celebrar el aniversario. El escenario elegido fue el museo de Ponferrada. Como ya es tradición en los actos que organiza la empresa que preside José María Fonseca, ejerció de maestro de ceremonias Fernando Ónega, su hombre fetiche, según ha reconocido en más de una ocasión.

No pudo acudir esta vez Fonseca a la fiesta, pero el que no faltó fue Enrique Costas, su segundo de a bordo, que explicó que la filosofía de la casa pasa por elaborar vinos de marcada singularidad y personalidad, en los que se identifica el origen.

En la extensa nómina de invitados figuraban, entre otros, Carlos López, alcalde de Ponferrada; Francisco Álvarez, subdelegado del Gobierno en León; Alfonso Arias, presidente del Consejo Regulador del Bierzo... Pittacum es uno de los vinos seleccionados por la naviera finlandesa Viking Line para sus cruceros. Brindamos por ello.

El ex alcalde se recupera de una operación menor a la que fue sometido hace una semana, justo el día antes de cumplir las primeras 53 primaveras. Desde el obligado descanso que le ha impuesto el médico -«procuro saltármelo lo menos posible», afirma- me contaba ayer que no se ha librado de eso que denominan síndrome del recomendado, esto es, la aparición de algún pequeño contratiempo, por minúsculo que sea.

Pasa siempre que uno tiene un amigo (o varios) entre el personal del hospital en el que va a ser atendido. Ya no digamos si se trata de la mujer, el marido o algún otro familiar. Quieren que todo salga perfecto, pero rara es la vez que no hay un punto (de sutura) que se rebela. También lo ha hecho en esta ocasión.

De todas formas, parece encantado. De hecho no hace más que dedicar piropos a la Unidad de Cirugía Ambulatoria del Meixoeiro, su hospital como el lo llama. «Lo parí siendo concejal y lo inauguré siendo alcalde».

Está aprovechando la convalecencia para entregarse a la divertida lectura, dice, de Descenso al caos, del paquistaní Ahmed Rashid. Sin comentarios.