El hundimiento de cuatro pesqueros de Bouzas provoca la muerte a 41 marineros

La Voz

VIGO

11 mar 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

En marzo de 1930, toda la sociedad viguesa se había movilizado para recaudar fondos destinados a las familias de los cuarenta y un marineros de Bouzas ahogados en una de las mayores tragedias marítimas de la historia local. El accidente se había producido en la madrugada del 26 de enero de 1930, frente a la costa portuguesa.

Todos los días había un suma y sigue en las cuentas abiertas para ayudar a aquellas familias desvalidas tras la muerte de sus hombres. La cuestión de desamparo a la que se sometía a los marineros había llegado incluso a las tribunas de Madrid. El diario El Sol criticaba abiertamente las condiciones en que trabajaban aquellos pescadores y la existencia de un derecho a renuncia que dejaba sin responsabilidades a los armadores en caso de accidente. «De ahí las suscripciones populares, la generosidad de los donantes pagaba lo que deberían pagar los armadores», señalaba la editorial del diario El Sol .

Durante el año 1930, el puerto de Vigo registró el mayor movimiento de salida de pasajeros de toda España. Casi treinta mil personas utilizaron el puerto vigués para salir de España. Esta cantidad era el 27% de las salidas efectuadas desde todos los puertos españoles.

En Vigo operaban numerosas compañías, como la Mala Real Inglesa, la Lloyd Norte Alemán, Compañía del Pacífico, Nelson Line y la Compañía Hamburguesa, entre otras navieras dedicadas al transporte de pasajeros.

Comida de confraternidad

Mientras tanto, el 6 de marzo tenía lugar una comida en la que participaba la junta directiva de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad Municipal y sus empleados. El ágape estaba motivado por la alegría de haber superado, en el ejercicio de 1929, la cifra de quince millones de pesetas en capitales depositados. Fue una comida en un ambiente cordial, en la que se hicieron patentes «las afectuosas relaciones existentes entre los miembros de la junta y los empleados de dicho organismo». Dos días después, se subastaban los bienes depositados en el Monte de Piedad, en concepto de empeño.