La división interna resquebraja y paraliza a la Federación de Peñas

VIGO

07 feb 2009 . Actualizado a las 02:15 h.

La Federación de Peñas no ha logrado recuperar la unidad del celtismo. Muy pocas iniciativas y demasiados enfrentamientos internos. El último, en la reunión mantenida con el presidente Carlos Mouriño hace unos días. Lo que iba a ser un intercambio de propuestas, se convirtió en un ajuste de cuentas entre peñistas. El mal ambiente reinante ha desactivado su capacidad de convocatoria.

Las actividades se han reducido de forma alarmante. En lo que va de temporada, apenas han tenido éxito algunas propuestas dirigidas a los niños, como el concurso de postales navideñas. Muy poco bagaje para una Federación que no ha tenido presencia en Balaídos y que no ha logrado organizar ni un solo desplazamiento en lo que va de temporada. Algo inédito.

Desde las últimas elecciones a la presidencia, celebradas en octubre de 2007, y que acabaron con la victoria por diez votos de Begoña Vázquez sobre la candidatura encabezada por Rosa Santos, tras un proceso turbulento, su poder de convocatoria ha caído en picado. El retorno de la que fuera mandataria una década en la época de Horacio Gómez no ha logrado aunar los pareceres de unos peñistas que se mantienen a la gresca, más pendientes del pasado que del futuro.

Las asambleas se han convertido en una guerra de guerrillas. Ya no triunfan ni los campeonatos de fútbol siete. «Nosotros estamos abiertos a cualquier sugerencia pero la gente no responde. Si no hemos hecho ningún desplazamiento es porque es muy difícil cubrir las plazas. Apenas va gente al campo. Compramos banderas para llevar a Balaídos y están tiradas en el local de la Federación por que nadie viene a buscarlas», admite Begoña Vázquez.

La última convención de Peñas, celebrada en junio del pasado año, fue otra prueba del desarraigo. Faltaron muchas. El club envió como representante a Carmen Avendaño, cuando lo habitual es que acuda el presidente. Arximiro Rodríguez, de la peña Rikitrí, se lo mentó a Mouriño en la última reunión. El presidente recordó que quince días antes, la Federación convocara una sentada delante de tribuna para pedir responsabilidades por la mala marcha del equipo. «A lo mejor no me apetecía ir», confesó Mouriño. Una sentada en la que los presentes no llegaron a cincuenta. Otro fracaso. Ahora el equipo pelea por el ascenso. Pero como si nada.