«Lo que hago no es siempre reconocible como música»

VIGO

Este vigués es uno de los pioneros de la electrónica experimental en Galicia

07 nov 2008 . Actualizado a las 11:43 h.

Hacer música y que muchos crean que solo haces ruido es algo que le pasa a muchos más músicos de los que desearían pero en el caso de las nuevas vanguardias o la electrónica experimental se puede decir que ya es algo con lo que están obligados a convivir. Estudian el sonido en todas sus dimensiones e investigan sus capacidades y su versatilidad hasta límites insospechables. Esto, muchas veces, se traduce en propuestas -como ya le ha pasado al vigués Durán Vázquez- que no encajan con lo que la mayoría de la gente espera obtener en un concierto.

«Mis propuestas necesitan cierta educación musical y bagaje cultural», reconoce este vigués. Muchas veces sus actuaciones incluyen elementos que «no son reconocibles como música», es decir, que se escapan de los cánones musicales.

Una de las luchas personales de Durán Vázquez es demostrar el poder del audio que ha quedado a la merced y como puro complemento de los aspectos visuales. «Se ha infravalorado el audio y su poder de manipulación es mucho mayor de lo que se piensa». Pero su objetivo va mucho más allá, ya que es una manera de experimentar y de trabajar con el sonido fuera de la cultura de masas. «Es un posicionamiento contra la cultura oficial» que le ha obligado a incluir una pequeña explicación antes de sus actuaciones para evitar las huidas en masa.

Profesionalización

Tras diez años de su vida desarrollando su faceta musical, su reto actual es caminar hacia la profesionalización, no en lo que se refiere a la creación sino a la distribución de su música. Hace unos años era un bicho raro pero poco a poco ha ido consiguiendo proyección y actuaciones. Uno de sus últimos conciertos fue en el Instituto Cervantes de Berlín dentro de un ciclo en el que se daban a conocer dos de los proyectos que más han hecho en España y Latinoamérica por la musical experimental, Experimenta Club, de Madrid y Limbo, de Buenos Aires.