«Lo mío era el turismo, pero pudo más la bohemia»

VIGO

El cantante, actor y showman es un fanático de Elvis Presley que lleva su pasión al escenario con los Creole Kings

21 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Pocos artistas hay en Vigo con más cintura y ductilidad que Alberto Cunha. Su garganta es como un disco duro lleno de archivos de voz que él es capaz de reproducir a la perfección dependiendo del momento. Alberto nació cantando y poco a poco ha ido asimilando los tonos de sus ídolos a la vez que ha ido creando un estilo propio en el que mezcla el trabajo del actor, con el del músico y el humorista. Empezó muy joven. A los seis años ya había grabado su primera maqueta y el niño prodigio fue creciendo en grupos juveniles.

La música es su principal actividad, aunque también ha desarrollado una carreras paralela como presentador y showman en programas y concursos de radio y televisión. Pero son la canción y el cine las artes que más le seducen a la hora de rodearse de objetos que guarda como tesoros.

Elvis Presley es su icono favorito. Del mito de Tupelo (Misisipi) no solamente colecciona todo tipo de recuerdos relacionados con él, sino que es capaz de imitar su voz y sus movimientos encima de un escenario. Posee toda su discografía oficial, su filmografía completa, decenas de rarezas sonoras y curiosas piezas encontradas en los lugares más dispares, como unas matrioskas rusas que albergan Elvis de diferentes épocas. Pero el elemento que más le acerca al ídolo americano es el traje que se hizo célebre en sus actuaciones en Las Vegas.

Cuando el vigués visitó la ciudad del juego a principios de esta década, se reactivó su interés por el Rey del Rock: «Siempre me gustó, pero el viaje a Las Vegas fue como un punto de inflexión en mi vida, se me activó un chip que estaba apagado». De hecho, formó un trío, los Creole Kings, con su hermano Andrés y con Jacobo Jiménez en las guitarras. «Y este verano -cuenta- creamos una formación ampliada con siete músicos, la Creole Kings Electric Band, con la que hemos estado tocando toda la temporada en un espectáculo en homenaje a Elvis en el 30 aniversario de su muerte». Alberto es el único que se viste para la ocasión, «ponte el traje de payaso y sal al escenario, me dicen», y así lo hace, hecho un figurín, con el pantalón blanco de campana y la chaqueta de remaches plateados y cuello aerodinámico. Después de tantear precios y medidas, terminó encargando el disfraz, a medida, en una tienda de Mallorca.

«Clavar» a Elvis se le da bien, pero también es capaz de meterse en la piel de otro de los grandes de la música de todos los tiempos: Frank Sinatra, la Voz, al que encarna en su espectáculo en el que, además, utiliza sus dotes como comunicador y humorista para interactuar con el público y arrancarle sonrisas junto a los aplausos.

Espada láser

Alberto Cunha se reconoce como un coleccionista desordenado de elementos vinculados con sus películas favoritas, como El padrino , El precio del poder o la saga de La Guerra de las Galaxias . Figuras de Vito Corleone o de Scarface decoran las estanterías de su casa junto a una máscara de Darth Vader o un sable láser con la empuñadura original de la rentable fábrica de merchandising de Lucas Films.

El artista alterna su faceta como vocalista de un grupo, con la de solista en una versión más clásica de intérprete melódico. «Nunca tuve conciencia de querer ser ser cantante porque canté desde siempre, forma parte de mi ser», explica. Aún así, por si venían mal dadas, que con la farándula nunca se sabe, el músico recibió clases de canto, pero se formó también como Técnico en Empresas y Actividades Turísticas con la intención de trabajar en el sector, «porque también me encanta viajar. Lo mío era el turismo, pero al final pudo más la bohemia y solamente ejercí durante dos meses», reconoce.

Alberto Cunha tiene en su haber un trofeo que le reconoce como Campeón Gallego de Karaoke 1994. El vocalista ha pasado muchas noches afinando en los antros que tradicionalmente han acogido este invento japonés que entró en decadencia hace unos años. Al cantante vigués le sirvió para enfrentarse a lo peor y prepararse para algo mejor. Así, lleva ya dos discos publicados y está a punto de editar el tercero, un trabajo que nace de la nostalgia.

Disco de versiones

Según cuenta, las inyecciones musicales le llegaron desde la infancia porque sus padres siempre cantaron como aficionados, «y aprendí gracias a ellos». Su vida estaba llena de música y uno de los recuerdos que se le quedaron grabados para siempre se encuentra en la parte de atrás del automóvil de sus progenitores. Allí, el pequeño Alberto escuchaba lo que su padre y su madre elegían como menú sonoro para el autorradio en los largos trayectos en las carreteras españolas de los años 70: «Sonaban las cintas de Los Tamara, de Andrés Dobarro y otros, que fueron dejando poso». El nuevo disco es un homenaje a aquella época e incluiremos temas tan «frikis» como Neniña , aquel que cantaba Pepe Domingo Castaño sobre una chica que vestía pantalón vaquero y la camisa de cuadros. «Además será la primera vez que adaptemos al gallego una canción de Joaquín Sabina y otra de Serrat», revela sin querer adelantar más datos.

Mientras prepara su tercer trabajo discográfico, confiesa que tiene un viaje pendiente, a Graceland, la mansión-mausoleo de de Elvis, en Memphis, Tennessee. «Lo tengo en mi lista de buenas acciones, como el protagonista de la serie Me llamo Earl ».