Radio Voz celebra con sus colaboradores el «fin de curso» Radio Voz

Soledad Antón luiscarlos.llera@lavoz.es

VIGO

28 jun 2008 . Actualizado a las 02:59 h.

Los compañeros de Radio Voz inauguran programación fresquita para combatir las altas temperaturas. Con tal motivo, reunieron en una fiesta que bien pudiera calificarse de fin de curso a sus colaboradores más fieles. Ni que decir tiene que hubo mesa y mantel de por medio. La cita fue en el restaurante El Soriano.

En torno a las viandas preparadas por Jesús Magaz debatieron sobre lo divino y lo humano Antonia Mouriño, Javier Otero, Javier Encisa y Manolo Fernández, todos ellos sufridores celestes en peñas varias; Manolo Pérez, Gonzalo Caballero, Carlos Núñez, Henrique Viéitez y Belén Sío, del gremio de ex políticos; Elena González, Elena Piñeiro, Rosa Fontaíña y Carlos Mañas, caras visibles de asociaciones varias; Rubén López, José Manuel García, Pilar Blanco y Encarna Álvarez, representantes de otras tantas entidades y, claro, los anfitriones, Fernanda Tabarés, Manuel Rodríguez, Pablo Carballo, Marta Carballo y Antonio Saborido.

Aunque lo suyo es polemizar, sobre todo en antena, por una vez estuvieron todos de acuerdo: «volvemos a encontrarnos en septiembre». Pues eso.

Mucho más trabajo que los del Soriano tuvieron ayer los cocineros de Calderón Cátering, que fueron los encargados de preparar la cena que organizó la ONG Humi (Huérfanos de Mishkishi) en el Náutico de Panxón para recaudar fondos.

En total se juntaron 350 personas que, a 30 euros el cubierto, hicieron posible reunir los 9.000 euros que se habían fijado. De esa cantidad no hubo que restar ni un céntimo porque la materia prima la pusieron una ristra de colaboradores desinteresados, los cocineros fueron igual de altruistas y el escenario fue gratis. Tal es el cariño que suscita Humi.

El proyecto, «una ONG muy pequeñita», en palabras de Ana Briz, surge en el verano del 2000, a raíz de la visita de un grupo de familiares y amigos de Sinesio Rodríguez a la misión que éste había creado en Zambia en 1967. De regreso en Vigo se fijaron el objetivo de cubrir las necesidades básicas de los niños huyendo del asistencialismo al uso. «Les damos la caña para que aprendan a pescar», explica Ana Briz, que asegura que no se les escapa de la contabilidad ni un euro porque la gestionan apenas un cogollo de siete personas, lo que impide cualquier agujero.

Tienen más de 200 niños a su cargo y aunque no descuidan el apartado nutricional ni el sanitario, su principal empeño se centra en educación. Por si alguno de los que se perdió la cena de anoche tiene interés en colaborar es tan fácil como hacer un ingreso en la cuenta que tienen en Caixanova, sucursal de Pizarro, 22.

Ninguno de los dos ha cumplido los 65, pero Richard Allaby y Marisa González decidieron poner un punto y seguido en sus vidas y cambiar su trabajo diario en el colegio Rosalía de Castro por el dolce far niente. Sus compañeros les prepararon enseguida una fiesta. Han sido muchos años de compartir alegrías (y alguna tristeza) como para no organizarla.

Marisa, encargada de las tareas de limpieza, ha ejercido mil y una vez de madre y abuela de los alumnos, en tanto Richard ha sido toda una institución en el centro, al que llegó hace más de 30 años por casualidad. Y por amor. Trabajaba de bobby en Londres cuando conoció a Teresiña, su mujer, que hacía lo propio en un hospital de la capital inglesa. Ya casados y con dos hijos, a Teresiña le entró la morriña y quiso volver a Vigo. Richard dijo sí sin pestañear. Y aquí siguen. Por muchos años.