Un vertido de lodos arrasa una decena de pozas naturales en Oia

VIGO

Los vecinos acusan a una empresa eléctrica de provocar el desastre al vaciar un embalse para no limpiarlo

22 jun 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Un vertido arena y lodo procedente del embalse que gestiona una minicentral eléctrica ha tapado literalmente una decena de pozas naturales que se encuentran en el cauce del río Tamuxe a la altura de la parroquia de Burgueira, en Oia.

El desastre no ha perdonado a la más grande de todas, la poza do Arco, que es uno de los principales reclamos turísticos de la localidad y que cada verano atrae a centenares de personas de toda la comarca.

La acumulación de materiales permite ahora atravesar andando una fosa que siempre tenía entre tres y cinco metros de profundidad y donde los bañistas se tiraban de cabeza.

La comunidad de montes de Burgueira sospecha que ocurrió hace unos 15 días y ha presentado una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de A Guarda y ante la consellería de Medio Ambiente y la Confederación Hidrográfica del Norte.

El presidente, Camilo González Giráldez, afirma que los daños son irrecuperables y cree que los responsables de la empresa eléctrica abrieron las compuertas para vaciar el embalse porque estaba lleno después de las lluvias de los últimos días. Pero al hacerlo, también soltaron una incalculable cantidad de toneladas de arena del fondo que ha arrasado más de un kilómetro del cauce del río, que podrían poner también en peligro las preciadas pozas de Loureza.

Permiso de limpieza

Hidrotide Agrupación de Interés Económico, con domicilio social en Tui, disponía de un permiso de la Confederación Hidrográfica del Norte para llevar a cabo los trabajos de limpieza y eliminación de lodos en el embalse de azud de la central de Vilachán de mayo de este año. El año pasado la Dirección Xeral de Conservación de la Naturaleza denegó la autorización porque esta compañía no especificaba el destino de todo el volumen de sedimentos que preveía extraer. Ahora podía hacerlo con la salvedad de no arrojar los materiales de deshecho al río. «Mucho nos tememos que les sale más económico pagar una sanción antes que cumplir», lamentaba ayer Camilo González.