Un joven vigués rechazó un empleo de recepcionista en el hotel Ciudad de Vigo porque el entrevistador que hacía la selección no le dejaba hablar en gallego con sus compañeros de trabajo aunque los limpiadores y camareros sí lo podían hacer entre sí.
La queja llegó a mediados de mayo a la Mesa pola Normalización Lingüística. El portavoz, Carlos Callón, dice que cada año surgen nuevas protestas en Galicia por la vulneración de los derechos lingüísticos en el trabajo, para lo que piden tolerancia cero. Varias empleadas tuvieron problemas con sus jefes por hablar gallego en tiendas de ropa de moda y una academia llamó la atención a su profesor de matemáticas por expresarse en la lengua vernácula. Una repartidora de pizzas de Santiago fue despedida por el mismo motivo, así como la oficinista de una gestoría de Pontevedra, que denunció haber sufrido acoso en su puesto de trabajo por causa del idioma. Y varias cajeras de supermercados e hipermercados han sido reprendidas por los encargados como «burras» por dirigirse a sus clientes en gallego.
El último caso conocido es el del vigués Xesús da Torre Martín. Según relató él mismo el pasado 16 de mayo, presentó su currículum para un puesto de recepcionista en el hotel Ciudad de Vigo. Fue seleccionado y convocado a una entrevista personal. Al encargado madrileño le impresionó que dominase siete idiomas y que hubiese trabajado en puestos similares en Fuerteventura y Santiago. Pero al seleccionador le causó extrañeza que el nombre de pila del candidato fuese Xesús y que contestase a sus preguntas en gallego. El aspirante se declaró «políglota» y pasó a hablar castellano para demostrar que lo dominaba a la perfección. El entrevistador replicó que, según el joven, «ser galegofalante habitual podía supor un problema porque ao falar podíaseme escapar algunha palabra en galego».
Políglota
La condición para trabajar era que jamás debería hablar en gallego por lo que el joven prefirió renunciar al empleo y seguir en el paro. Este añadió que aquello «foi unha humillación; non é unha cuestión de dogma de fe pero sí conculcaron os meus dereitos civís». El aspirante domina inglés y portugués y cuando emigró a Suiza aprendió alemán, francés e italiano. Su madre sabe serbo-croata.
Días después, la Secretaría Lingüística de la Xunta envió una carta a la dirección del hotel y un portavoz de la Mesa se entrevistó con los hosteleros, quienes justificaron su decisión en base a los «tópicos e prexuizos que rodean o galego». Al parecer, la misma empresa pidió a una empleada que tradujese al español un escrito laboral que les dirigió en gallego.