La fractura en la directiva del Celta provocará dimisiones significativas

La Voz

VIGO

Las salidas del consejo, en el que continuará el núcleo duro de Mouriño, serán a final de temporada

15 may 2008 . Actualizado a las 11:22 h.

La crisis del Celta se extiende por toda su estructura piramidal y ya afecta incluso a su consejo de administración. Todo indica que el 30 de junio, cuando finalice la temporada se producirá un número significativo de bajas en la dirección del club. El primer en marcharse ha sido Julio César Silveira Martín, que presentó su dimisión aludiendo problemas personales, aunque en el fondo todo apunta a la existencia de discrepancias en el seno del consejo rector.

La salida del delegado de la firma Remolcanosa no será la única, aunque el resto quedará para la conclusión de la Liga. A estas alturas únicamente está garantiza la continuidad del núcleo duro que rodea a Carlos Mouriño con Ricardo Barros, Antonio Rosendo y Ángel Piñeiro como personajes más significativos. En el paquete de la continuidad también tiene cabida Carmen Avendaño, que ha tenido protagonismo en el espectro social, y de Pedro Posada, un hombre comprometido con el deporte y con relevancia social en Vigo.

El primer indicio de que próximamente se van a producir diversos cambios en el Consejo de Administración es que la mayoría de los consejeros aceptaron el cargo con una duración de dos años, que se cumplen a finales del verano, de ahí que el propio Mouriño tenga previstos varios cambios dentro del mismo.

A poco más de un mes vista para la conclusión de la temporada la salida de Raúl López como vicepresidente es un secreto que ni el mismo interesado comienza a negar. A su lado podrían estar consejeros testimoniales como Jesús García, Gabriela Lago, María Xesús Sixto o incluso Primitivo Ferro, el último en llegar.

Uno de los motivos de la salida podría estar en el carácter presidencialista de la dirección celeste y al mismo tiempo que el núcleo duro ha pasado a tomar todas las decisiones. En asuntos capitales como la destitución de López Caro tan solo fueron requeridos aquellos más próximos al presidente. Alguno de los demás tuvo que enterarse por los medios de comunicación. En el lado contrario, hay consejeros que solo aparecieron en la foto del primer día sin mayor contribución al club. Este absentismo le ha ido relegando en la toma de decisiones.

A la crisis institucional se une la delicadísima situación económica del club celeste, que pende de un hilo. Según fuentes de la entidad el plan de viabilidad elaborado por el equipo de Carlos Mouriño permitiría sanear el club, incluso estando en Segunda División, pero depende de que el Concello firme la ampliación del convenio del estadio de Balaídos, lo que permitiría cerrar posteriormente otros acuerdos que, plasmados en contabilidad, le darían el oxígeno que necesita la sociedad.

El problema es que al Celta le urge la firma de dicho convenio y, aunque la predisposición del Concello de Vigo era buena, la demora de la misma más allá del próximo mes, obligaría al club a tomar otras decisiones de urgencia, entre las que cada vez cobra más fuerza la apertura del proceso concursal.