Casi 200 familias de Crecente sufren cortes de auga por vertidos al Ribadil

L.Míguez

VIGO

Desde hace un mes el manantial que usan es insuficiente por lo que de noche y hasta las 11.00 no hay servicio

15 abr 2008 . Actualizado a las 12:29 h.

La pesadilla se hizo real. A principios de marzo la comunidad de aguas de Ribeira, en Crecente, vio como la contaminación de su principal fuente de agua amenazaba el río Ribadil. Por ello no dudaron en denunciarlo públicamente y alertar de que las 180 familias que dependían de ese suministro no aguantarían mucho con el pozo del que ahora bebían.

Un mes después, sin que de forma efectiva se hayan tomado medidas, la realidad se ha estampado contra los grifos de los afectados, que desde hace tiempo sufren cortes durante la noche y hasta las 11.00 horas.

«Está baixo mínimos e teño que lidiar co enfado de toda a xente da parroquia cada vez que aviso de que teño que deixalos sen auga», apunta Jose González, de la comunidad de aguas de Ribeira.

Para intentar paliar la situación, los vecinos han tenido que rascarse los bolsillos para ir pagando el crédito de 12.000 euros que han pedido para la preparación de dos nuevos pozos, pendientes de empezar a funcionar por la maquinaria de bombeo que extrae el agua.

Al tiempo que la salud del Ribadil ya no es suficiente para paliar el consumo humano, tampoco sirve para albergar peces. Pese a que en otro tiempo la pesca de truchas era habitual, ahora se ha convertido en un recuerdo.

Pese a las numerosas denuncias, los vecinos alertan de que la situación sigue igual. «O xoves pasado a planta de hormigón adicouse a lavar os camións e a propia nave e botou todos os restos e a auga ao río, non hai control ningún», apunta uno de los testigos que presenció esta actividad. También denuncian que en los días de buen tiempo los aliviaderos pluviales, por donde sale el agua de lluvia, no dejan de verter restos «sucios» al cauce.

Fosa en Paredes

El caso de los vertidos de las empresas de A Cañiza, según apuntan algunos vecinos de Crecente, no es el único en el municipio del jamón. «No barrio de Paredes había ata hai pouco unha fosa na que ían parar verquidos incluso dunha gasoliñeira. Estivo así un ano, pese a que houbo varias denuncias, e todos os restos pasaban por un prado ata acabar nun afluente do Ribadil», aseguran algunos afectados, que apuntan también que se ha solucionado recientemente.

Para intentar encontrar soluciones más rápidas, ahora los afectados intentan que las diferentes reuniones y conversaciones mantenidas con Xunta, Confederación hidrográfica y Ayuntamientos respectivos consigan fructificar, aunque sea un mes después.