«¡Arriba esos ánimos, el miércoles ganáis la Copa!»

Juan José Lahuerta

VIGO

12 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Los nubarrones que sobrevolaban la Ciudad Deportiva del Getafe estallaron y mojaron sin piedad el entrenamiento del equipo que representa al sur de la Comunidad de Madrid. En un acto cruel, la tempestad, tras la terrible eliminación de la UEFA, no dio tregua en el peor día de resaca de la historia del club.

Poco a poco, a cuentagotas, los jugadores del conjunto azulón fueron haciendo acto de presencia en el entrenamiento preparado por Michael Laudrup. Pablo Redondo y Jaime Gavilán, casi los últimos en llegar, aparecían con cara de tristeza. «Aquí estamos, aguantando», decían.

Sin embargo, los futbolistas que casi eliminan al Bayern de Múnich en un partido épico que pasará a la historia del fútbol español, no estaban solos. Muchos aficionados, ubicados en la grada, se encargaron de levantar la moral a sus ídolos con gritos de ánimo.

Después de una charla de Michael Laudrup, comenzó la carrera alrededor del campo. Al principio, los futbolistas, algo cabizbajos, completaban las vueltas sin demasiada pasión. Después, la hinchada del Getafe, comenzó a aplaudir a la plantilla madrileña cada vez que pasaban por delante del graderío. Las cabezas comenzaron a elevarse.

Hasta los obreros encargados de construir un campo de fútbol anexo colaboraron para que los jugadores no se hundieran. Subidos a una excavadora, fueron los primeros en romper el silencio de la mañana: «¡Sois los mejores! ¡Nadie tiene más cojones que vosotros! ¡Arriba esos ánimos, el miércoles ganáis la Copa!», gritaban.

El siguiente objetivo fue el Pato Abbondanzieri. El argentino erró en el segundo gol del Bayern de Múnich. Ayer, nadie se lo recordaba. Cuando se separó del grupo para entrenarse con los porteros, recibió una ovación cerrada. Nadie olvida que más de una vez el Pato ha sido el salvador del equipo y ayer se lo agradecieron con aplausos.

También se acordaron del otro portero, Oliver Kahn, quien apuntó que nunca le había pasado lo del jueves en 140 partidos europeos. ¿Acaso no se acordaba de la final errada ante el Manchester United en 1999 o es que no quería acordarse?

La aparición de Ángel Torres en el último momento del entrenamiento acabó por levantar la moral de los jugadores. El presidente fue el más aplaudido. No se lo pensó dos veces. Primero, abrazó al Pato , a Belenguer y a Braulio. Después saludó a Laudrup. Entonces, se sentó y miró el final de la sesión con interés y pensativo.

«El fútbol nos debe una», aseguró Torres. Mientras, los jugadores intentaban sobrevivir al día más gris de la historia del Getafe. Éste se hizo largo, pero cuando acabó la jornada, lo lograron. Lo peor había pasado. La afición del club levantó la moral de sus jugadores.