El arte se muda al desierto

Rubén Losada VIGO

VIGO

El verano y los precios vacían estos días las salas de exposiciones de Vigo

14 jul 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

Con el verano las salas de los museos se convierten en algo parecido a un desierto. No hay arena, pero si la hubiera algún un despistado confundiría los pasillos de los centros culturales con un Sáhara sin camellos, en el que el silencio y la quietud sólo se rompe cuando pasa algún empleado. Porque si las bicicletas son para el verano, parece que el arte no lo es tanto. A los museos se les va la vida en el estío por culpa de la ausencia de visitas de escolares, que se nota. Y mucho: ni gritos, ni preguntas rebuscadas, ni algarabía, ni carreras bajo los cuadros; solo quietud y un silencio que suena a zumbido de aire acondicionado. Pero cuando el verano no aprieta, como es el caso de este julio de poca playa, los museos pueden hacer las veces de elixir contra el hastío. Y Vigo cuenta con unas cuantas opciones que ayudan a refrescar lamente gratis o a un precio simbólico. Arte contemporáneo. El museo Marco atraviesa un estado de gracia. La gratuidad que se puso en marcha este mes le ha dado vida a una sala que ha mejorado un 30 % sus cifras de visitantes. Unas buenas instalaciones, de perfil funcional y vanguardista avalan a un centro que está a la última en lo que a tendencias se refiere. En la actualidad, el visitantes puede acceder a tres exposiciones de distinto corte: Doppelgänger, A viaxe dislocada y Retratos de otro siglo. Verbum. En la también llamada Casa de las Palabras el hambre de arte puede quedar saciado gracias a una exposición sobre el artísticas del archiconocido Andy Warhol, rey del pop art. La colección incluye una selección piezas curiosas y de lo más estimulante, que harán las delicias de los fans del artista. Como obras destacables hay un mandilón de los Sex Pistols, una silla eléctrica que Warhol tenía en su factory y un montón de obras serigrafiadas. La muestra se alargará un mes por el éxito que ha obtenido hasta ahora, gracias en parte a que el acceso es gratuito. De hecho, menos éxito tiene la zona de pago del museo, convertido en desierto por un precio de tres euros, que sería simbólico si no fuese porque el público considera lo contrario. Aunque en el Verbum hay otras opciones que no exigen abrir la cartera, como la exposición Un mundo de xoguetes. Se prolongará hasta el 31 de agosto, y rescata elementos de la niñez para elevar al juguete a la categoría de herramienta de comunicación del niño. Museo Liste. El museo etnográfico ofrece a los visitantes un paseo por las raíces agrarias de Galicia. A través de tres salas cuyo tamaño se queda corto para acoger piezas de tanto valor histórico y cultural, se puede realizar un viaje interesante, aunque pobre en la presentación. Tampoco ayuda a seducir a los visitantes el hecho de que haya que pagar 2,40 euros, un precio pequeño, pero que, visto lo escaso de la afluencia, parece bastar para quitarle a los ciudadanos las ganas de pasear junto a sus raíces históricas y culturales. Quiñones de León. El museo es de entrada gratuita y es junto al Marco el más visitado de la ciudad de Vigo. En él se puede disfrutar de restos históricos correspondientes a la prehistoria, la cultura castrexa y la época romana, que incluyen piezas fascinantes y en un estado asombroso. También es de gran interés la parte de exposición que recuerda los orígenes del edificio (palacio «Quiñones de León»), por no mencionar las obras pictóricas de un nutrido grupo de artistas contemporáneos.