Cuatro décadas para lograr el monumento a la Reconquista

La Voz

VIGO

Memoria de Vigo El tesón del abogado Abel Collado hizo posible plasmar el recuerdo de la gesta, después de varios abandonos del proyecto

10 mar 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

La Noche, un semanario que tuvo cierta aceptación en el Vigo de su tiempo, publicación que dirigió Adolfo Gregorio Espino, después alcalde con fama de eficaz, que hizo posible rescatar Castrelos para Vigo, aquel periódico publicaba en 1915 el chiste que reproducimos. El autor era un joven dibujante, Augusto Álvarez Pereira Granada, hijo de un reputado farmacéutico vigués, que firmaba solamente Granada. En la viñeta, frente al camarero, que aparece a la izquierda, figura a la derecha un vigués popular en su tiempo: Abel Collado Saumell, a punto entonces de licenciarse en Derecho. El texto de la viñeta incluía unas observaciones que no vale la pena reproducir, porque necesitaría muchas explicaciones sobre lo mal que iba el monumento a la Reconquista, iniciado hacía mucho tiempo. Para entonces hacía seis años que se había iniciado el monumento, por iniciativa de la Asociación Popular. que presidía aquel Orencio Arosa a cuya personalidad nos referíamos recientemente. Aquel empeño lo apoyó inicialmente el Ayuntamiento con todo interés. En un momento dado, los promotores del monumento se quedaron sin un duro y abandonaron el proyecto, que se había empezado a levantar en la plaza da Pedra. A partir de aquel revés, Abel Collado hizo del proyecto la gran obra de su vida. No paró en mucho tiempo hasta conseguir que el grupo escultórico fuera inaugurado, lo que le costó dinero y sinsabores. Tuvieron que pasar casi cuatro décadas para ello. Collado Saumell era hijo de un capitán de Infantería condecorado con varias cruces de guerra, que se había casado con una cubana de Manzanillo (Cuba). Él contrajo matrimonio, mucho antes de licenciarse en Derecho, con María Luisa Ozores Villavicencio, hija de un médico, Luis Ozores, que fue alcalde vigués. Ya en 1913 localizamos a nuestro personaje como secretario interino de la citada Asociación Popular de Vigo, a través de la cual tomó contacto con los comisionados para hacer realidad el monumento y se empeñó luego en encabezar el grupo que lo llevaría adelante. También sería concejal a partir de 1917, cuando tenía su bufete en la calle de Velázquez Moreno, al lado de Telégrafos. Después de innumerables peripecias que no vale la pena detallar, incluído el fallecimiento de González Pola, el arquitecto encargado del monumento, el 3 de agosto de 1947 fue inaugurado el mismo. Entonces estaba ubicado en la Gran Vía, en lo que actualmente es plaza de España. Dos años más tarde se colocaban dos placas en aquel lugar, una de ellas datada y con este texto: «Este monumento a la independencia lo erigió el pueblo y su Excmo. Ayuntamiento por iniciativa y celo del letrado don Abel Collado Saumell y junta de patriotas vigueses que lo secundaron». Ni siquiera inaugurado el monumento abandonó la comisión presidida por Abel Collado su tarea viguista. Hicieron algunas labores de hermoseamiento hasta su disolución, en 1957. Luego, en noviembre de 1963, fallecía nuestro personaje. Collado no llegó a conocer el traslado del monumento a la plaza de Zamora, que pasó a llevar el nombre de Independencia. En Gran Vía estuvo primero la fuente luminosa y luego los caballos de Oliveira.