Una oenegé de Vigo alimenta a 15.000 familias de Zambia

VIGO

Crónica | Actos benéficos de la Fundación Lusekelo La entidad apoya el trabajo del misionero de Salvaterra, José Manuel Bernárdez, para atender a tribus nómadas castigadas por el sida y con una esperanza de vida de tan sólo 37 años

16 ene 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

La fundación viguesa Lusekelo atiende las necesidades de 15.000 familias de Zambia y tiene en marcha un proyecto de diversificación agrícola y ganadera para las tribus nómadas de la zona de Kassempa, al norte del país, cerca de la frontera con Congo. Con este objetivo, ha adquirido un camión de segunda mano, en colaboración con otra oenegé viguesa, Mutende, pero las expectativas son mucho más amplias y contemplan comprar cabezas de ganado, maquinaria, semillas y plantas y fertilizantes. Para reunir fondos, Lusekelo ha puesto a la venta un cuento tradicional africano y el próximo día 19, la Orquesta Clásica de Vigo ofrecerá un concierto benéfico en el Centro Cultural Caixanova. El libro se puede adquirir en la Librería Vigo, de la calle Joaquín Loriga y en la tienda Abadía de Campos, de Carral. Cuesta 10 euros y es una narración tradicional ilustrada por Fina Fernández y Marcial Muñoz. El concierto será el próximo viernes a las 20.30 horas y está compuesto por un programa de diversas piezas clásicas y de zarzuela. La entrada vale seis euros. Giovanella La historia de la fundación, que ha obtenido el respaldo del jugador Giovanella, se remonta al año 2000 cuando un grupo de amigos vigueses despide a uno de ellos, José Manuel Bernárdez Gándara, natural de Salvaterra, que se va misionero a Zambia. Al poco tiempo de estar allí, es destinado a una pequeña misión: St. Andrews Parrish, al norte del país, en Kassempa. Poco después les comunica que precisa ayuda. Un grupo de voluntarios trata de llevar a cabo en aquella región el programa Home Base Cared -asistencia domiciliaria a los enfermos de sida, el 20% de la población del país-. Los amigos atienden esa llamada implicando a otros amigos en la cuestión. Se reúne el dinero y durante dos años se mantiene la ayuda hasta el programa se autofinancia. Pero se plantean otras necesidades. Así en el 2002 fundan la ONG Luseleko que significa alegría en el idioma nativo kaondé. La ONG crece y se transforma en fundación. Se reciben donativos generosos, hasta llegar casi a los ocho mil euros. Esto permite comprar dos molinos de cereales. Para muchos núcleos de población moler el maíz significa recorrer treinta o cuarenta kilómetros a pie. Un molino puede salvar vidas. Allí en Kassempa, sobrevivir es el primer objetivo. ?La enfermedad constituye una plaga. La esperanza de vida es de 37 años. El sida, unido a la pobreza extrema, hace que muchos jóvenes pasen de la situación de estudiantes a la de cabezas de familia. No pueden seguir con los estudios. Por eso, Luseleko ha gestionado 23 becas para que puedan proseguir sus estudios otros tantos jóvenes. La fundación garantiza que la ayuda llegue directamente a destino, evitando cualquier tipo de gasto intermediario.