Una trampa para turistas

La Voz A. M. | VIGO

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Reportaje | En ruta por la AG-57

12 mar 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

Quienes conocen la zona no pican: saben que para llegar por autopista a Baiona hay que salir en A Ramallosa. Es cuestión de matemáticas: ahorran 50 céntimos y tardan el mismo tiempo en llegar a la villa. De ahí que el último tramo de la AG-57 sea de uso exclusivo de turistas y despistados, que cazados por la picardía de Audasa y del Gobierno central que les aprueba las tarifas recorren confiados los 1.200 metros de asfalto más caros de Galicia. Porque a partir del peaje la trampa se queda sin cebo: dos kilómetros después el doble carril se transforma en una carretera de doble sentido, con las grietas, parches y errores de señalización típicos de la red viaria gallega. Eso sí, los ocho kilómetros de carretera corriente y moliente que conectan la cabina de cobro con la entrada sur de Baiona conservan el nombre de una autopista a la que no hacen justicia. No es la única confusión, para desgracia de los sufridos turistas: si por casualidad toman por error el vial de entrada a la autopista en sentido Baiona-Vigo no les quedará más remedio que recorrer 17 kilómetros y pagar 1,25 euros antes de dar la vuelta. El cúmulo de incongruencias roza el esperpento en el peaje del tramo que lleva a Nigrán y su turística playa América: llegar hasta allí desde Vigo cuesta diez céntimos más (0,85) que ir hasta A Ramallosa (0,75), situada dos kilómetros más adelante. ¿Un simple error? Que se lo pregunten a los miles de usuarios que apoquinan cada año esos diez céntimos adicionales.