Política y fondo de armario

La Voz

VIGO

La Mirilla

15 ene 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

?s un decir. Lo cierto es que los ciudadanos de a pie (un hombre, un voto), nunca valoraremos lo suficiente los sacrificios que nuestros políticos tienen que hacer por nosotros. Y el apartado divinos de la muerte no es el menor de la lista. Que conste. Porque lucir un Armani, un Antonio Pernas o un Roberto Verino en cualquier acto institucional al uso está chupado. Bueno, menos en los casos de Manuel Soto o Carlos Mantilla, que huyen del hit parade de elegantes al uso como el agua del aceite. Decía que, según qué indumentaria es, no sólo fácil, sino adecuado vestir. Pero nobleza obliga o, dicho de otra forma, la fama (también la política) cuesta y, como le pasaba al mítico Leroy, hay que estar dispuesto a sudar si se quiere alcanzar. ?a frase no es exclusiva de la típica señora frente al típico armario repleto de modelitos. La cosa pública está cuajada de citas imposibles, pero obligatorias. El reto está en superarlas sin pasarse ni quedarse demasiado corto. La selección de fotos (elegimos estas ocho, pero hay mil) son un buen ejemplo de lo que hay que hacer para ganarse las simpatías del elector. Salvo en el caso de Mantilla que, como queda dicho unas líneas más arriba, va por libre. Y no sólo en asuntos de vestuario. Pues eso, que no crean que la ilusión de Corina Porro o de Lois Castrillo es vestirse de gallegos (sector auténtico) domingo sí y domingo también para practicar la muiñeira, o la de Lucía Molares exhibir mantilla y peineta, amén de otros aditamentos, mientras porta el pendón del Cristo. La explicación es otra. En el caso de ésta última su pecado es ser la concejala más joven (a ver cómo lo hace Silvia Bermúdez en el futuro) de la corporación. El de Porro y Castrillo (pecado, digo) es y ha sido usufructuar el bastón de mando. ?ara los políticos es vital. Un alimento imprescindible. Casi todo vale para lograrlo, incluídos los pantalones cortos y la bicicleta. El deporte vende, así es que supone una buena cancha. Por la imagen de sanos-sanotes que transmite. Otras, caso de Isaura Abelairas, no dudan en ejercer de diseñadoras cuando la ocasión se presenta. Y customizan su atuendo caiga quien caiga . Es lo que hay.