«Estoy tratando de encontrar mi oficio y espero que sea éste»

VIGO

XURXO LOBATO

El artista vigués, que acudió al estreno de su primer filme como realizador en su ciudad, afronta ilusionado su nueva faceta y su trabajo como productor audiovisual

26 abr 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

La carrera comercial de la primera película en la que el vigués Antón Reixa se ha puesto detrás de la cámara comenzó el viernes en los cines de todo el país. El día del estreno para el público de El lapiz del carpintero , el artista eligió verla en su ciudad. -Estoy tratando de encontrar mi oficio y espero que sea éste. Es importante para que mi madre y mis hijas puedan decir: «es director de cine». Me doy cuenta de que llevo una trayectoria dispersa a lo largo de los años, pero imagino que tiene mucho que ver con que vivo y trabajo aquí y muchas cosas me pasan a mí por primera vez. Me tocó por primera vez estar en un grupo que cantaba en gallego, me tocaron los primeros intentos de teleseries en Galicia con exteriores...no sé. Supongo que tiene que ver con eso. Luego, con los años, ganas serenidad. Afronté este trabajo en cine con cierto miedo. Hoy por hoy estoy tranquilo en el sentido de que estoy conforme con el resultado. Conté con lo mejor que podía tener para hacer la película aunque me queda la intriga de saber qué pensarán los espectadores. -Ha expresado sus miedos pero, en algún momento ha vivido esta experiencia nueva como un juego? -No es un juego para nada. Lo que sí creo es que tengo la suerte de mi lado. Aunque hay muchas razones para quejarse, yo individualmente me considero un tipo afortunado. En este caso, que el propio autor de la novela me diga: «Haz esto, y hazlo tú y solo tú», te da mucha responsabilidad pero también te libera de muchos complejos porque te ofrece cierta autoridad moral para atreverte. -¿No se sintió encorsetado al hacer una primera película que parte de un libro muy conocido? -Al contrario. Me daba tranquilidad y aplomo. Cuando trabajas con una obra así, tan robusta, partes de una historia que ya entendieron muchísimos lectores y yo tengo bastante prevención contra mí mismo. Creo que las historias que me gustan a mí no son precisamente las que suelen gustar a todo el mundo. -Hay una escena musical que llama la atención ¿tuvo dudas a la hora de incluirla? -La hicimos con la convicción de que había un punto de riesgo al meter de repente en un melodrama romántico con todas las convenciones, un atisbo de cine musical, pero lo hice muy conscientemente. A mí me parece emotiva. Creo que mantiene la emotividad pero, efectivamente, hay un riesgo de cambio de registro. -¿Va a seguir en el mundo del cine? -Mi incorporación al cine tiene mucho que ver con que soy productor, y eso me da la humildad de no tener que estar pensando continuamente en mis propias películas y proyectos. Como productor estamos haciendo ahora Secuestrados en Georgia, un telefilme para Tele 5 y TVG que se emite en mayo. También voy a producir la primera película de Jorge Coira con guión de Carlos Portela, estamos rodando con Larry Boulting una película sobre el Camino de Santiago y estamos acabando un documental con Margarita Ledo sobre el secuestro del Santa María. Tengo mucha ilusión con mi trabajo de productor. -¿Y no fue también un riesgo incluir en el reparto a Carlos Sobera y a Anne Igartiburu, tan populares en televisión? -Creo que las contaminaciones entre tele y cine no son malas. A Sobera ya lo conocía, y le conocía como actor. Para el papel que hace me imaginaba a un tipo histriónico y excesivo, y me coincidía con él. Respecto a Anne le di muchas vueltas a ese papel. Era necesario que fuese buena actriz, muy guapa, y además a mí me parecía que era importante que fuera vasca. La vi en una obra de teatro. No me gustó la obra, pero sí su solvencia como actriz. Luego, al conocerla, me sorprendió una Anne que no tiene nada que ver con la imagen que se tiene de ella.