«Jugué media parte solamente, entré perdiendo por 0-2 y nos metieron el tercero a pocos minutos de comenzada la segunda parte, pero descontamos muy rápidamente, que eso fue fundamental. Hice el 1-3 en un centro desde la banda de Manuel Pablo, un centro espectacular al segundo palo, que ese día llovía y había un poco de barro, y yo entré desde atrás le metí un frentazo espectacular. Luego Diego Tristán marcó el segundo y ya el equipo comenzó a crecer. Fuimos a buscar el balón rápido y metí el tercero en un centro de Víctor desde la izquierda hacia Makaay, que en el vértice del área grande me la tiró de cabeza hacia el medio y yo la volví a cabecear y la ajusté al palo izquierdo. Y ya eso fue una euforia increíble. Justo antes del empate tuve un mano a mano con el portero, pero me la paró. Fue tras un pase espectacular de Djalma y unos minutos después marqué de cabeza. Y el último, en un córner, un centro de Djalminha y me anticipé en el primer palo, físicamente le gané al defensor, que se cayó en el forcejeo y la metí en el primer palo», recordaba emocionado Pandiani en una entrevista reciente.
Si el Barcelona es capaz de marcar cuatro tantos, como el Deportivo al equipo que entonces entrenaba Luis Fernández, forzará la prórroga ante el PSG en el partido de vuelta de octavos de final, aunque, eso sí, los de Luis Enrique no pueden permitirse el lujo de encajar goles.