Paula Gutiérrez, jugadora del Dépor y estudiante de Psicología: «Me gusta escuchar y siento que mis compañeras se apoyan en mí»

Iván Antelo A CORUÑA

DÉPOR FEMENINO

Paula Gutiérrez
Paula Gutiérrez CESAR QUIAN

Este sábado se juegan el pase a la final ante el Cacereño: «Lo cogimos con ganas porque queríamos sacar la rabia por el daño que nos produjeron en liga»

26 may 2023 . Actualizado a las 20:54 h.

Fueron sus amigos del cole los que convencieron a sus abuelos para que la inscribieran en el club de fútbol de su pueblo. Progresó y pasó por la cantera del Espanyol y del Barcelona, pero fue el Madrid CFF el que le dio la oportunidad de debutar en Primera. Ahora, Paula Gutiérrez Caballero (Viladecans, 2001) trata de regresar a la élite con el Deportivo —«las condiciones de profesionalismo que tenemos aquí ya están por encima de la categoría; muchos equipos de la Liga F no las tienen, desgraciadamente»—. Este sábado (12 horas, Youtube RC Deportivo) juega en Abegondo la vuelta de la semifinal del play off, tras el 0-0 de la ida en Cáceres.

—Llevan tres semanas disputando finales.

—Sí. Y esta va a ser una cuarta, porque es la que va a determinar si seguimos vivas y podemos jugar esa ansiada final o se determina que es el punto final al camino de este año.

—¿Qué lección se llevan del partido de ida?

—Nosotras íbamos a por la victoria, pero al final el 0-0 es un buen resultado y más sabiendo que ahora el empate también nos vale [al término de la prórroga]. Un play off se disputa a 180 minutos y el objetivo que nos habíamos marcado era mantenernos vivas durante toda la eliminatoria, si es que no éramos capaces de dejarla encarrilada en la ida. Al final, fue un empate en uno de los campos más complicados de la categoría, ya vimos lo que nos pasó allí en liga regular [4-0], y por eso estamos contentas.

—¿Se han quitado ya el miedo por enfrentarse a un rival que les había ganado los dos partidos?

—Si soy sincera, cuando supimos que nos íbamos a enfrentar con el Cacereño la reacción del equipo fue... No es que fuera de miedo, pero sí lo veíamos con mucho respeto. Éramos conscientes de que nos iban a competir de tú a tú y de que nos iban a dificultar mucho la eliminatoria. Pero por otro lado también teníamos ganas de volver a enfrentarnos a ellas para demostrarnos que éramos capaces de darle la vuelta. Ya no somos el mismo equipo y hemos aprendido a competir en este tipo de campos complicados. Cogimos la eliminatoria con ganas porque queríamos sacar la rabia por el daño que nos produjeron en liga [además del 4-0 en Cáceres, 0-2 en Abegondo].

—Ahora tienen que darles la puntilla en Abegondo.

—Sí, por supuesto. Estamos deseando que llegue el partido. El equipo tiene muchas ganas. Y más con afición, que siempre ha respondido a lo largo de toda la temporada y no esperamos menos en esta ocasión. Tendrán el aliciente de un play off, que siempre llama más la atención.

—¿Fue penalti la caída de Carlota Suárez en Cáceres? La colegiada no lo señaló.

—Bueno, a ver... Son jugadas dudosas. Las árbitras no quieren ser protagonistas y estas acciones no las pitan si no las ven muy muy claras. Interpretamos que no quisieron equivocarse, pero para mí sí que fue penalti. No lo pitó y ya está.

—La semana pasada no debió ser fácil para ustedes.

—Para mí, fue la semana más dura de todo el año. El desenlace de la liga regular fue de la forma más dura que podía ser para nosotras. Si al final tú ganas y el Eibar también, pues bueno. Hiciste lo que tenías que hacer, y al no depender de ti mismo, pues era algo que podía pasar. Pero cuando los astros se alían para que pase, todo queda en un tu mano y por la diferencia de un gol no se da... La semana fue muy complicada para el equipo. Los primeros días más. Nos intentamos unir entre nosotras. Entrenamos casi todos los días para así pasar mucho tiempo juntas y limpiar un poco los pensamientos y focalizarlos en la eliminatoria con el Cacereño. No concedimos mucho tiempo a lamentarnos. De lo contrario, no habríamos sacado este resultado en Cáceres.

—¿Cómo le va en el plano personal? Segundo año en A Coruña.

—Me encuentro muy bien. Estoy muy cómoda aquí. Desde que llegué me siento muy valorada por todos. Y cuando el ambiente que te rodea es bueno, todo es mucho más fácil. Esta temporada tengo la confianza de Irene [Ferreras] y eso es algo determinante para una jugadora.

—Henar contaba en La Voz la pasada semana que se encontró a una aficionada que se había tatuado su firma. ¿A usted no le pasan cosas así?

—No no, de momento no [se ríe]. Pero sí que puedo decir que me siento muy arropada por la afición. Nos da un cariño increíble.

—¿Cómo lleva lo de alternar fútbol y libros?

—Estudio Psicología a través de la UNED. A distancia. Por las mañanas entreno en Abegondo y por las tardes, en mi tiempo libro, me vuelco con las clases. Ahora ya puedo decir que me va bien. Empecé presencialmente en Madrid, cuando estaba jugando allí, y tuve que realizar un cambio de expediente. Eso significó empecer casi de nuevo. El año pasado fue más complicado porque hacía mucho de lo que ya había dado, pero ahora ya está todo más encaminado. Ya no voy a volver más atrás, que es la facilidad que me da el hacerlo on line.

—¿Aplica algo de lo que estudia al fútbol?

—Darse consejos a uno mismo es más complicado que a otra persona. Sí que es verdad que hay cosas que te ayudan a verlo de otra manera y, sobre todo, me gusta hacer hincapié en la personalidad de cada uno a la hora de afrontar las situaciones.

—¿Es de las que le gusta hablar en el vestuario o escuchar?

—A mí me gusta escuchar a mis compañeras y yo también siento que ellas se apoyan en mí. Partiendo de que hay un grupo sano, y de que todo el mundo trata de sumar desde la parte que le toca, nos intentamos ayudar entre todas y sacar las situaciones adelante cuando se ponen más complicados.

—Coraje. Es la palabra que tiene escrita en el estado de su Whatsapp.

—[Se ríe]. Sí. Y también lo tengo tatuado en el brazo. Es una palabra que me identifica mucho. No solo se debe de enfocar a la acepción negativa de la palabra. También hay un lado positivo que es muy interesante.

—¿Tiene algún tatuaje más?

—Sí, varios [se ríe]. Me gustan, pero que no sean ni muy grandes ni muy visibles. Soy más discreta [más risas].