Noelia Villegas: «Tuve que aguantar comentarios bastante feos solo por ser niña y jugar al fútbol»

Iván Antelo A CORUÑA

DÉPOR FEMENINO

Ángel Manso

«Mi padre no quería que yo jugara al fútbol, no lo comprendía», reconoce la defensa deportivista

12 dic 2019 . Actualizado a las 05:05 h.

En unas semanas cumplirá 24 años, de los que los 9 últimos los ha pasado fuera de su casa, esa que sigue «echando de menos». Es el peaje que debe pagar la deportivista Noelia Villegas (San Fernando, Cádiz, 1996) por querer ser futbolista de Primera. Ella mejor que nadie sabe lo que cuesta llegar a la élite porque siendo una niña tuvo que sufrir las iras de la España machista, esa que no entiende que una mujer puede jugar al fútbol. Lo cuenta ahora porque sabe que su ejemplo puede ayudar a muchas que quizás sufran lo que ella vivió.

-Ha estados jugando hasta los 16 años en equipos mixtos. Hasta que el Atlético llamó a su puerta.

-De jugar con los niños tengo un recuerdo maravilloso. Esos años fueron especiales, superimportantes para mí, porque es donde más aprendí y donde más base conseguí para mi juego. Ellos me ayudaron muchísimo a alcanzar el nivel que me llevó al Atlético. No me arrepiento para nada y de hecho lo repetiría una y mil veces. Fueron de los mejores momentos de mi vida. Pero llegó un momento en el que ya no me dejaban seguir jugando con ellos [juveniles], tuvimos que separarnos y justo en aquel momento me llamaron para entrenar con la selección. Y ahí el Atlético me ofreció la posibilidad. Lo mejor que me pudo pasar.

-¿Cómo llevaron sus padres lo de querer ser futbolista?

-Mi padre no quería que yo jugase al fútbol, siempre intentó frenar las ganas que yo tenía de poder jugar. Fue mi madre la que me ayudó a tirar para adelante con lo que me gustaba. Con el paso del tiempo mi padre se dio cuenta de que se equivocó en su momento y ni él mismo entiende por qué no me dejó.

-¿Y cómo fue ese comienzo?

-Fue muy duro. Cuando jugaba como visitante tenía que aguantar comentarios bastante feos, de los que no gustan. Hablo de cuando tenía 11 o 12 años. Ahora eso quedó muy lejos y por suerte eso en los campos casi ni sucede, A mí no me volvió a pasar. Pero igual que fuera de casa escuchaba esos comentarios feos, mi equipo me protegía mucho, estaban conmigo a muerte y peleaban en contra de esa gente que no veía bien que yo jugase con niños al fútbol.

-Quizás iba por ahí la sobreprotección que quería hacerle su padre.

-A él también le costaba un poco que su hija, por el hecho de ser hija, le gustase el fútbol. Por eso le costó. Pero además tampoco quería que la sociedad, que la gente, realizase esos comentarios hacia mí. Que además lo hacían porque era a lo que estaban acostumbrados. Era como estaban mentalizados. Él sabía que podía pasar y quizás por eso también quería evitar que pasase esas situaciones.

-¿Eran los padres de los otros niños los que se metían con usted?

-Sí, totalmente. Y cuanto más mayores fueran, peor. Padres y abuelos. «¿Qué haces ahí jugando con niños?», «¡vete a tu casa!» y cosas mucho más brutales. Pero no solo se metían conmigo. También con sus propios hijos, haciéndole ver que no podían reírse de ellos, que una chica no podía sacarle un balón, que no podía regatearle, que qué pasaba, que era imposible que esa chica fuese mejor que él... Lo pagaban conmigo, pero también con sus propios hijos. Había críos que no entendían el mensaje que estaban recibiendo de sus padres o abuelos porque ellos sí me consideraban como una más.

-¿Cómo fue lo de irse a Madrid con solo 16 años?

-Casi ni pude pensarlo. Tuve que decidirlo al momento. Fue superduro. No me dio tiempo ni a plantearme ni a imaginarme cómo iba a ser todo. Irte con dieciséis de casa supone dejar a toda tu familia y amigos y lo noté. Tampoco es que en Madrid estuviera sola, allí hice amigas muy rápido. No estuve mal, pero fue difícil dejar todo atrás. Llevo nueve años fuera de casa y sigo sin acostumbrarme. Sigo echando de menos mi casa, mi madre, mi padre, mi familia, mis amigos... Y eso creo que no va a cambiar nunca por más que lo intente. Siempre echo de menos a mi gente, a mi casa, aunque con el paso del tiempo tratas de llevarlo lo mejor posible.

-¿Qué tal su adaptación a A Coruña?

-La gente me acogió muy bien dentro del club. Fue todo muy fácil. Llegué y me sentí una más casi desde el principio. Luego la dinámica del equipo aún hizo que estuviéramos más unidas y el ambiente dentro del vestuario es impresionante. Y en la ciudad igual. Bueno, al principio no llovía tanto [se ríe]. La gente me decía que el tiempo de aquí era malo y yo sinceramente llegué a pensar que eso no era cierto. Yo les explicaba a la gente que yo estaba aquí y no era para tanto. Que yo estaba genial, con sol.... Pero sí, sí que llueve en Galicia [se ríe]. Ya veo que ahora el sol ya no aparece por ninguna parte. Muchas veces me levante, veo todo muy oscuro, así como muy triste... Pero bueno, es acostumbrarte, el tiempo es así y lo llevo bien, la verdad.

  

«El hecho de que no quepa la gente para venir a vernos no lo había visto en mi vida»

 Villegas vive el presente. Ese que le tiene empatado a puntos con el tercer clasificado de Primera, en la víspera de visitar este domingo (12 horas) al Madrid CFF, el equipo en el que jugaba hasta hace seis meses.

-Se mide al equipo del que llegó al Dépor este verano.

-Sí, y es muy especial porque allí hice grandes amigas y el hecho de enfrentarme a ellas es bonito.

-No se equivocará de vestuario, ¿no?

-No, hombre no [risas].

-Pero seguro que ya ha hablado con sus ex.

-Tengo mucho contacto, sobre todo, con Laura Fernández. Es una de mis mejores amigas y como con ella hablo prácticamente todos los días y de todo, de la vida, pues al final casi ni hemos mencionado el partido. Con el fisio también me llevo muy bien y él sí me escribió en plan vacile, pero siempre desde el cariño.

-Todo el esfuerzo realizado durante años, al menos le permite vivir ambientes como los de Abegondo, lleno en cada partido.

-He disfrutado mucho del fútbol. He tenido momentos muy buenos. Pero esto es la primera vez que lo vivo. Ver Abegondo lleno, tener que abrir el campo de detrás para que la gente forme filas para poder vernos... Eso no me había pasado nunca. El hecho de que no quepa gente no lo había visto en mi vida. Me hace sentir superbien ver que tantísima gente está ahí para verte. Y encima animando desde el minuto uno sin importar el resultado.

-La parte negativa, el mal momento del club. Ha dimitido el consejo. ¿Cómo lo viven?

-No estamos aisladas porque todos somos uno dentro del club, pero nos pilla sin demasiado conocimiento de lo que pasa. Pero quiero que la gente sepa que si las cosas no salen, no es porque no se intente. Es porque a veces entras en dinámicas de las que no consigues escapar. Así que que no dejen de apoyar. Ahora es cuando se necesita.