Así es Álex Alfaro, el último fabrilista en debutar con el primer equipo del Deportivo
CANTERA
«Llegué a las 7 de la mañana tras diez horas en coche, y a las 9.30 estaba entrenándome en Abegondo», recuerda sobre su primer día en el club coruñés
24 nov 2024 . Actualizado a las 20:58 h.Alejandro Alfaro (Alicante, 2002) se convirtió este domingo, en el encuentro contra el Sporting, en el segundo fabrilista en disponer de minutos con el primer equipo, esta temporada. Saltó al terreno de juego en los compases finales, adelantando en la rotación a Charlie Patiño, para dotar de mayor solidez a la línea medular en un momento crítico.
Se cumplen once meses de su llegada a A Coruña, para ayudar al Fabril a lograr la salvación. Entonces, en una entrevista en La Voz, se presentaba ante el deportivismo:
—¿De dónde le viene lo del fútbol?
—Pues ya desde muy pequeño. Vengo de una familia muy futbolera y juego al fútbol desde que tengo uso de razón. No es que ellos jugaran ni nada, pero sí que siempre vivieron los partidos con mucha pasión. Con 4 o 5 años empecé en el equipo de mi colegio, luego estuve una temporada en el Carolina, que es el de mi barrio, y ya en benjamines me fichó el Hércules, hasta finalizar la etapa de fútbol 8.
—Y se fue al Valencia.
—Sí, estuve cuatro años allí. Mi primera experiencia fuera de casa fue con ellos, en su residencia, y la verdad es que todo fue muy positivo.
—¿Cómo es lo de irse de casa con apenas 12 años?
—Es complicado, sobre todo la primera temporada, porque dejas atrás a tus padres y a tus mejores amigos. Pero al final las ganas y la ambición de querer jugar al fútbol fue lo que hicieron que tomara la decisión de salir siendo tan pequeño. De aquella etapa, ahora hay varios jugadores que están ahí asomando en el primer equipo como Fran Pérez.
—En el Valencia conoció a alguien que le resultó familiar a su llegada al Fabril.
—Sí, allí también estaba Brais Val. De hecho, hablé con él cuando salió la oportunidad de venirme al Dépor, incluso antes de firmar, y me comentó un poco cómo era el club y todo lo que necesitaba saber. Es un gran compañero y fue una alegría tanto haber coincidido en el Valencia con él como en el Deportivo.
—Del Valencia se fue al Elche.
—Sí, en juveniles me fui y estuve cinco años. También estuve muy contento allí e incluso tuve la fortuna de poder debutar en el primer equipo en Primera División, que al final es el sueño de cualquier niño. Siempre le estaré muy agradecido al Elche.
—¿Cómo recuerda ese momento del debut en la élite?
—No me lo esperaba. Solo con haber ido convocado ya era un sueño para mí, pero además tuve la fortuna de salir [en el minuto 76 en el Villamarín contra el Betis] y fue una gran alegría tanto para mí como para toda mi familia. Ese momento en el que estaba calentando en la banda y, de repente, me llama el míster [Francisco]; lo guardaré siempre en el recuerdo. Ahí se te pasan por la cabeza todos los momentos malos que has vivido y lo que piensas es que ha merecido la pena sufrirlos por poder disfrutar de eso.
—Sin embargo, meses después dejó el club y se fue al Alzira.
—Sí, este verano salí del Elche. Quería subir de categoría porque el Ilicitano estaba en Tercera Federación. Después de un mercado que se hizo largo, porque me habría gustado haber firmado antes por algún otro equipo, al final salió lo del Alzira, en Segunda RFEF. Creo que he hecho un buen papel estos meses, jugando mucho, y me ha servido para dar otro salto más, que en este caso es venir aquí.
—¿Cómo le surgió lo del Dépor?
—Cuando empezó el mercado, mi representante me dijo que podía haber varias opciones para cambiar de equipo, las escuché, y, valorando un poco todo, la del Dépor fue la que más me gustó, y aquí estoy.
—Y ahí es en donde ayudó Brais Val.
—Me habló él primero, porque le habían comentado la posibilidad. Me explicó cómo funcionaba todo y me dijo que estaba para todo en lo que pudiera ayudarme. Fue una alegría ver que ya me quería ayudar incluso antes de firmar aquí. Con ese detalle ya me quedó claro la familia que son aquí.
—¿Cómo fue su llegada?
—Llegué el sábado de madrugada, sobre las siete de la mañana, después de un viaje largo en coche. Por suerte vine con mis padres, porque tenía que traerme el coche para mi vida aquí. Fueron unas diez horas, llegué a las siete de la mañana y a las nueve y media estaba entrenándome en Abegondo. Descansé un poco por la tarde y el domingo ya jugué mis primeros minutos con el equipo.