Así es Rubén Fernández: el nueve clásico del Dépor juvenil que destroza todos los récords en Abegondo

Iván Antelo A CORUÑA

CANTERA

CESAR QUIAN

Lleva 110 goles en los tres últimos cursos: «Los primeros años, salía en furgoneta de Caldas a las cuatro y no volvía hasta las once»

22 oct 2024 . Actualizado a las 09:49 h.

«Tiene muy buen juego de espaldas y mucho gol. En el área marca las diferencias porque sabe donde tiene que estar. Es muy oportunista». Así define Roberto Veres a Rubén Fernández Varela (Caldas, 2007), el delantero que destroza todos los récords goleadores en la cantera del Deportivo. «Eso ya lo tenía cuando era pequeño y me llama mucho la atención que siga destacando en lo mismo con el paso de los años», incide Veres sobre el atacante, que suma 110 dianas en las tres últimas temporadas, como juvenil y cadete.

Rubi, que es como le llaman sus compañeros, lleva el fútbol en los genes. «Cuando yo jugaba en el Arousa, él tendría tres años, y venía a verme. Luego me fui al Céltiga y al Ribadumia y ya también le entró el gusanillo de querer jugar», explica su padre, Fernando, histórico exfutbolista del club de Vilagarcía, en donde jugó durante 12 temporadas en su primer equipo. «Rubén empezó en el Caldas con seis años y allí estuvo las dos temporadas de prebenjamines y la primera de benjamín. Después nos fuimos al Cuntis durante las dos siguientes», resume Fernando.

La Arousa Cup del 2018 fue clave en el despertar del niño Rubén. «Recuerdo aquella previa porque la fui a ver y fue muy sonada. En la final estaba el Santiago (actual Conxo Santiago), con un equipo compuesto por niños de segundo año como Mario Hermo (ahora en el Dépor juvenil), Noé Carrillo (Fabril), Roi Torres (Real Madrid juvenil)... Era un conjunto muy muy bueno. Todo el mundo daba como que iban a ganar por goleada, pero llegó Rubén, con un año menos y el equipo del pueblo, marcó y el Cuntis acabó ganando en los penaltis. Su padre era el que los entrenaba y luego se dio la casualidad de que coincidimos en el mismo hotel en la fase final», destaca Veres. «El Dépor se fijó en él y en otro chico, y empezaron a ir a torneos y también a entrenar los jueves, ese primer año de alevines. La temporada siguiente ya lo ficharon allí», concuerda el padre.

El fichaje por el Dépor

«La primera convivencia que tuvimos con él fue en la Tormes Cup y ya vimos que era un niño muy bonachón, tranquilote», destaca Veres, su primer entrenador. «Ese primer año fue muy complicado para él. Venía del Cuntis, en donde David (el otro niño que también fichó el Deportivo) y él eran diferenciales y todo giraba alrededor de ellos; y es lo típico, le costó. Los comienzos fueron complicados, pero, poco a poco, se fue adaptando bastante bien a la dinámica de entrenamientos, partidos y torneos», agrega el técnico.

«Esos primeros años fueron muy sacrificados para él. Nosotros estamos a 120 kilómetros de A Coruña y para el niño suponía ir dos o tres días a la semana, dándose unos tutes tremendos. Salía de Caldas a las cuatro de la tarde, en furgoneta o bus, y hubo temporadas en los que iba directo y otras haciendo recorridos por Padrón, Noia y Bertamiráns. Para entrenarse hora y media se hacía siete horas diarios, porque no volvía hasta las once de la noche. Pero bueno, el niño iba muy contento, que eso era lo más importante», explica Fernando.

Rubén Fernández explotó en categoría cadete. «Lo cogí en el San Tirso. Era un niño inferior a nivel condicional, al ser de primer año, pero tenía una capacidad brutal para entender el juego. Era mucho más maduro que el resto y, desde el primer momento, se veía que tenía algo distinto, especial, para los grandes partidos. Esa temporada la acabó con 27 goles, y eso dice mucho de él, siendo de primer año», destaca Dani Xelo. «Es un chico que siempre está hablando de fútbol, le encanta. La primera sensación que te da al verlo es que es algo vaguete, pero es todo lo contrario. Es un currante», añade.

«Los tres últimos años ya los ha pasado en la residencia. Él es muy casero, pero era la mejor opción para él. Cada vez eran más días de entrenamientos, los estudios más exigentes y no podía estar toda la tarde en un autobús», indica Fernando. «Desde los diez años, que se fue al Deportivo, como ahora, con 17, le transmito lo mismo. El trabajo y la humildad es lo que le puede llevar a triunfar. Él lo es y es muy tranquilo en ese sentido. Como padres es lo que tenemos que hacer. Explicarles que esto es muy complicado y que a nadie le regalan nada. Que cada día de entrenamiento deben de esforzarse al máximo porque están siendo observados continuamente. El factor suerte no se puede controlar; pero el trabajo y la humildad sí», agrega.

«¿Ofertas de equipos? Estamos en el sitio adecuado»

Otro de los momentos clave en la carrera de Rubén fue el título nacional sub-16, conquistado con Galicia, siendo un año menor que el resto del equipo y marcando en la final. Algo que también revolucionó todo su entorno. «Los agentes cada vez te llaman a una edad más temprana y eso es algo que cuando era pequeño me parecía surrealista. Cuando ya llegas a una cierta edad, si eliges bien, te ayuda; porque hay cosas que se te escapan, como cuando firmamos el contrato profesional», reconoce el padre.

En ese aspecto, tanto Rubén como su agencia (Excellence Sport) confían en el proyecto que el Deportivo tiene con él. «Estamos muy tranquilos. Estamos en el sitio adecuado. El niño es feliz y está encantado en el Deportivo. Un cambio de equipo, cuando ya estás compitiendo con los mejores... ¿Por qué irte? Ahí está bien», incide Fernando. «El contrato que firmó [tres años y uno opcional más] le da tranquilidad para seguir creciendo. Pero eso es casi lo de menos. Lo importante es que sigan confiando en él y que él prosiga con sus pasos de formación», añade.

La pasada temporada, consiguió 40 goles entre los dos equipos juveniles y además debutó con el Fabril. «Él lo vivió con tranquilidad y nosotros se lo dijimos: ‘Esto es un premio a lo que estás haciendo y nada más. Nadie te va a regalar nada’», destaca. «Dobló muchísimo con los equipos de Liga Nacional y División de Honor. Hubo un día que incluso jugó el sábado por la mañana y luego lo fueron a buscar en furgoneta al acabar para jugar en Santander el domingo. Pero él lo llevaba bien. Fue un año exigente, casi sin descanso, pero esto es así. Tenía la suerte de que los dos equipos confiaran en él», añade.