Mario Nájera, delantero del Fabril: «Dudaba si renovar; veía que igual no tenía hueco y yo busco jugar»

Iván Antelo A CORUÑA

CANTERA

Eduardo Pérez

Campeón de España juvenil, extendió su contrato hasta el 2024 y es el pichichi de Tercera Federación

22 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

No es un delantero al uso. Es un segunda punta que sabe buscarse los espacios y que llega al gol con facilidad. Mario Nájera León (Logroño, 2003) es el pichichi de Tercera Federación con 4 tantos en 145 minutos de juego, e intenta hacerse un hueco en el fútbol adulto, tras triunfar en su etapa juvenil. Este sábado el líder Fabril visita al Rápido de Bouzas (19.30 horas). 

—¿Cómo se le dio por el fútbol?

—Yo empecé desde muy muy pequeño. Mis padres ya veían que con dos años me gustaba mucho el balón y con tres ya me inscribieron en un equipo, en el que jugaba con niños que tenían dos más. A los cinco gané mi primer premio individual a mejor jugador y di el salto a la hierba con el Comillas, también con mayores. Como mi club tenía convenio con el Athletic Club de Bilbao fui a jugar varios torneos con ellos también. En cadetes me cambié a la UD Logroñés y empecé jugando con el juvenil territorial. Tenía 14 años y hasta los 15 no permitían que lo hiciera en categoría nacional. Al final de temporada, cuando los cumplí, ya debuté en División de Honor juvenil en un partido contra el Eibar y metí mi primer gol. Al año siguiente quedé pichichi de la Liga Nacional, fuimos campeones y ascendimos; y luego ayudé a ascender también al B y a ganar la liga cadete junto a Martín Ochoa.

—Y llegó el Dépor.

—Después de ese gran año recibí ofertas, pero la que más me gustó fue la del Dépor. Tanto deportivamente como educativa y por el tema de la residencia. Y aquí llevo cuatro años ya. Supercontento, la verdad.

—¿Qué pasó con el Athletic?

—Fue un tema de política de club. En un momento dado decidieron dejar a un lado a los riojanos y se centraron solo en vascos y navarros. De hecho, el convenio que había con el Comillas ya no existe.

—Ya no hay más riojanos como Fernando Llorente.

—Sí, debió ser de los últimos y además el mejor. De Rincón del Soto, es.

—Se vino de la UD Logroñés con Martín Ochoa el mismo año.

—Sí, nos conocíamos de allí. Los dos hicimos un buen año y nos llamaron a la vez. Fue bueno para los dos que fuera así porque al final tenías ya a un compañero conocido al llegar. Nos adaptamos genial los dos y fue mucho mejor así. Los dos en el mismo club y en la misma residencia.

—Y ahora los dos en el Fabril. Al Arzúa le metieron dos goles cada uno el pasado sábado.

—Se juntó la química riojana y pasaron cosas [se ríe]. Nos entendemos bien ahí arriba y si no la meto yo lo hace él.

—El sábado, en el primer penalti, se le vio hablando con Martín antes de lanzarlo.

—Le dije: «Déjamelo, que seguro que habrá otro. Y si no te doy un pase de gol». Me permitió tirar el primero y luego se dio la casualidad que nos pitaron otro. Y ya lo tiró él. Se cumplió lo que le dije.

—Lleva cuatro goles ya.

—Sí. Marcar es lo que más me gusta. Y cuantos más mejor. Yo voy a gol siempre y, si no lo meto yo, que lo haga el compañero.

—En sus cuatro años en A Coruña le tocó vivir de todo. De la pandemia al título juvenil.

—Cuando vino el covid [en marzo del 2020] se paró la Liga y nos fuimos a casa la gran mayoría. Meses largos sin fútbol. A la vuelta nos costó arrancar. Perdimos 3-0 el primer partido contra el Lugo y pensábamos que iba a ser un año difícil. Creíamos que no íbamos a ganar nada. Fuimos cogiendo ritmo y creamos un gran bloque. Con la ayuda de Óscar [Gilsanz] conseguimos llegar a ser campeones de España.

—¿Cómo fue lo de Marbella?

—Éramos un equipo. Dentro y fuera del campo. Esa conexión que teníamos es la que nos hizo ganar. El Madrid, el Barça y otros eran muy buenos técnicamente, pero les faltaba eso que teníamos nosotros. Allí no fuimos muy conscientes de lo que habíamos hecho, pero al llegar vimos el recibimiento de la afición y nos hicieron sentir una ilusión enorme. Solo puedo darles las gracias a todos por el apoyo, que luego mantuvieron al año siguiente.

—En la Youth League.

—Fue una locura. Nos ayudaron muchísimo. Sin ellos hubieran sido unos partidos más. Le dieron un plus de Champions y se notó muchísimo. Nos cambiaron la mentalidad. Te sentías más bueno de lo que eras. Se te ponía la piel de gallina con todo ese ambiente.

—Este fin de semana juega el Dépor contra el Castilla, con muchos jugadores de aquel equipo al que le ganaron en semifinales.

—Bueno, aquello fue un partido y luego cada uno tiene el nivel que tiene y acaba en donde acaba. Que les ganáramos no quita que sean jugadores de una gran calidad.

—Retuerta y Noel se cambiaron las camisetas.

—Sí, es curioso. Nunca se sabe en dónde puedes acabar.

—Renovó el pasado verano hasta el año 2024. ¿Tuvo dudas?

—La temporada pasada fue difícil. No jugué mucho con el Fabril y dudaba de si seguir o no. Yo lo que busco es jugar y veía que aquí igual no tenía hueco. Pero el club me dijo que confiaba en mí, que daba el nivel de sobra para jugar y que creían en que poco a poco iba a ir ganando minutos. Confié en lo que me dijeron y, de momento, se va cumpliendo.

«Vamos a ascender, hay equipo para lograrlo»

Nájera lleva meses sin entrenarse con el primer equipo, pero él se centra en el Fabril.

—El año pasado le tocó subir y bajar de equipo. Del Fabril al juvenil. ¿Cómo lo gestionó mentalmente?

—A mí eso no me parece malo. Un futbolista lo que tiene que hacer es jugar y, además, como eres del Dépor, lo que tiene que hacer es ayudar al club en donde él crea que puedes ser más necesario. Y yo es lo que voy a hacer. Sea en el juvenil o en el primer equipo. Donde sea. Así que yo cuando bajaba iba supercontento y me esforzaba igual.

—Ahora ya está solo con el Fabril. Se presume un año bonito.

—Sí. Hay buen ambiente en el equipo, nos entendemos bien y además hay mucha calidad. Ojalá que ahora podamos sacarlo para poder cumplir el objetivo. Yo creo que vamos a ascender este año. Hay equipo para ello y, si todo sale bien, con la ayuda de Óscar [Gilsanz], iremos todos a una para lograrlo.

—Y si otro Óscar, Cano, quiere tirar de ustedes, ahí están...

—Sí, claro, eso ya lo saben. Nadie le va a decir que no a subir con el primer equipo [se ríe].

—Usted ya fue a entrenar con ellos hace algún tiempo.

—Sí, este año no me tocó aún, pero el pasado sí fui en alguna ocasión. Pero tampoco es algo que me obsesione haber dejado de ir. Yo tengo que seguir trabajando y, cuando me toque, intentaré hacerlo lo mejor posible. Yo en el Fabril estoy contento y ayudaré en todo lo que pueda.

—¿Recuerda cómo fue su experiencia con el primer equipo?

—Fue hace bastante ya. Aquello es otro ambiente. Más adulto. Una vez entras al campo se ve la calidad que hay en los jugadores y los entrenamientos son diferentes. Es difícil coger el ritmo que llevan. Granero, sobre todo, era el más majo con los chavales. También Miku. Y luego los más jóvenes... Siempre hay alguno que trata de integrarte en el grupo. Se agradece.