Evitar a los niños presiones y responsabilidades inadecuadas para su edad

José Velo Gantes

CANTERA

Cadetes del Deportivo y del San Tirso, en la eliminatoria por el título de su categoría, en Abegondo
Cadetes del Deportivo y del San Tirso, en la eliminatoria por el título de su categoría, en Abegondo MARCOS MÍGUEZ

24 may 2022 . Actualizado a las 10:03 h.

La sociedad actual se caracteriza, entre otras cosas, por que todo va muy deprisa y a esto no son ajenos los niños y niñas que se inician en el fútbol a través de las canteras. Casos en los que a los 11 o 12 años son captados por clubes de élite, originando la consiguiente alteración del entorno familiar natural y social al tener que cambiar de ciudad e irse a una residencia.

No se deja a los niños ser niños, transformándolos aceleradamente en adultos e impidiendo la convivencia diaria con padres, amigos y entorno. Desde el punto de vista psicológico, estos jovencísimos aspirantes a futbolista profesional están en una etapa de desarrollo evolutivo en la que se está construyendo su autoestima y autoconcepto, que desempeñan un papel básico en la cimentación de su personalidad.

Si un niño está hoy en el Deportivo, por ejemplo, no hay justificación, más allá de la económica (cuidado con ella) para que se vaya a edad temprana a otra cantera del fútbol español. Dispone de unas magníficas instalaciones, entrenadores titulados con experiencia, preparadores físicos, analistas, cuadro médico completo y un psicólogo especialista en psicología deportiva. Y, fundamentalmente, está en su casa, no teniendo que sufrir una ruptura con su familia, medio social, colegio, amigos... Esto deben valorar los padres con mucha calma antes de tomar una decisión tan importante, analizando y explicando al niño sinceramente pros y contras.

Si a los 16 o 17 años su hijo está muy ilusionado en ir a otro club ya está mucho más preparado, por ser el desarrollo evolutivo en esas edades mucho mayor a todo nivel, aunque haya diferentes grados de madurez. Lo ideal, aunque pocos seguramente podrán hacerlo, es que la familia se desplace con el chico para no romper el núcleo familiar y proporcionar amparo en todo momento; especialmente ante situaciones difíciles como lesiones, jugar poco, pasar de titular a suplente, etc. No olvidemos que, aproximadamente, de cada 1.800 jugadores federados solamente llega 1 a ser profesional. Esto puede originar en los jóvenes futbolistas una frustración importante porque han tenido que renunciar a muchas cosas; entre ellas, a su infancia y adolescencia.

Hay que explicar muy claramente a esos niños que es muy difícil que consigan ser profesionales y evitar que abandonen sus estudios, compatibles con el deporte si hay buena planificación. Lo esencial a los 11, 12 o 13 años es que se diviertan, formen, aprendan y también compitan, pero que sobre todo lo pasen bien, porque jugarán mejor y progresarán más en menos tiempo.

Está ahora de moda tener representante cada vez a edades más tempranas. Algunos cuentan con agente cuando aún no han cumplido los 10, lo que considero inmoral. Por supuesto que con el tiempo, si el nivel es el adecuado, llegará ese representante; y como todo en la vida, los hay totalmente serios y honrados, pero también los hay sin escrúpulos, utilizando halagos desmesurados, haciendo creer al niño y a sus padres que deben cambiar de club si quieren llegar lejos, generando expectativas que no son reales. Entre miles alguno llegará lejos pero, ¿y los que se quedan por el camino? La mayoría van a ser juguetes rotos. Es aquí donde el papel de los padres resultará determinante: en sus manos está permitir o no estas situaciones.

Es clave que niños y niñas interioricen el deporte como un hábito lúdico y formativo. Si luego muestran condiciones para llegar al mundo profesional y están dispuestos a sacrificar muchas cosas irrenunciables para otros jóvenes, adelante. Pero no someterlos prematuramente a presiones, responsabilidades y decisiones que no se corresponden con su edad.

José Velo es especialista en psicología deportiva y profesor titular de Psicología en la Escuela Gallega de Entrenadores.