Tres puntos en una piscina

J.V.Lado

CANTERA

BASILIO BELLO

Pinchi marcó un gol y le dio las dos asistencias a Ismael Díaz (2-3)

10 dic 2017 . Actualizado a las 22:39 h.

Lo resumió perfectamente Gustavo Munúa: «Se pudo jugar algo hasta el minuto 20-25. A partir de ahí, importaban más las segundas jugadas y cualquier error que pudiese cometer uno de los dos equipos». Esa fue la clave de la victoria del Fabril (2-3) ante el Cerceda en un campo de O Roxo, que parecía una alfombra al inicio pese a todo lo que había llovido, pero con la tromba caída en el transcurso del encuentro se puso tan pesado que en ocasiones costaba distinguir el balón de las piernas de los futbolistas por las cortinas de agua que levantaban en cada jugada.

Sobre ese escenario supieron desenvolverse mejor los coruñeses que, sin brillo porque el campo no daba para eso, apenas pasaron apuros en defensa y rentabilizaron al máximo sus acciones ofensivas por medio de Ismael Díaz, que estuvo muy acertado de cara a la portería contraria, y con una gran actuación de Pinchi, que participó en la creación de los dos primeros goles y anotó el tercero. Ese tanto, en el que el atacante blanquiazul, bastante libre de marca, se percató de que Magu estaba adelantado y fuera de posición, con lo que puso un balón desde tres cuartos de campo, escorado al lado derecho, que acabó colándose pegado al palo, fue la puntilla para los locales. De hecho, aunque al final estuvieron a punto de enmendar el resultado, en ningún momento dieron la sensación de que pudiesen disputarle la victoria a los coruñeses.

Antes, Ismael Díaz ya se había tirado al suelo para anticiparse por centímetros a Magu para hacer el primero y, poco después de la media hora, también había aprovechado un balón sin dueño que se quedó clavado en el agua para rematar a placer y hacer el segundo en una tarde más que desapacible.

Pese a que la gente del Cerceda, con la que hay que quitarse el sombrero por cómo consiguieron mantener el campo en estas condiciones, repintaron las áreas en el descanso, eso no fue suficiente para que, a juicio de los locales y de su entrenador, el árbitro acertase en una jugada que pudo marcar el resultado final. El colegiado indicó como falta un derribo que los cercedense vieron dentro y que, de haberlo señalado como penalti, le hubiese supuesto serias opciones de empatar.

En cualquier caso, el resultado hace justicia a lo que se vio en el terreno de juego, porque la zaga blanquiazul estuvo implacable y sus hombres de ataque rascaron en todas las ocasiones en las que eso fue posible, mientras que por parte cercedense Luariz estaba demasiado solo y, aunque hubo reacción, llegó demasiado tarde para nivelar la contienda.