El central de Cambre, que volvió a acabar el encuentro con el brazalete puesto, hizo uno de los partidos más completos de su carrera
07 mar 2025 . Actualizado a las 23:53 h.«Balones a Dani Barcia, la jugada saldrá bien». Lo advertía hace unos años Nico Clouston, excanterano del Deportivo que tuvo el inmenso placer de jugar al lado de Dani Barcia, cuando todavía era juvenil. Al ex del Calasanz la vida le llevó lejos del fútbol, pero seguramente ahora estará disfrutando con el cambrés, ya como aficionado, comprobando que sigue igual, por mucho que ahora haya dado el salto al fútbol profesional.
En una primera mitad que fue de menos a más para los blanquiazules, el Córdoba disparó a puerta casi el doble que el Dépor (4-7). De hecho, las ocasiones más claras fueron de los andaluces. De ahí que el más brillante fuera en ese momento Dani Barcia. El canterano fue el que mejor leyó la salida de balón ante una presión alta agresiva y el que mejor verticalizó para buscar la velocidad de Mella, Yeremay y Zakaria. Su corte, tirándose al suelo, evitó un gol cantado de Casas e incluso tuvo el aplomo para saber hacer una falta a 25 metros de la portería, cortando una contra, con la inteligencia necesaria para ahorrarse la amarilla que le hubiera impedido jugar el próximo partido por sanción.
Barcia mantuvo el nivel tras el descanso, aunque con menos trabajo. Acabó el partido con seis despejes, dos interceptaciones, una entrada que acabó con robo de balón, 62 toques de balón y 47 pases, en un contexto de partido en el que el balón parecía quemarle al todo el mundo, ante la agresiva presión alta que había planteado Iván Ania. Hasta diez pases en largo buscó, sabedor de que el partido podía estar ahí. En la velocidad a la hora de buscar a los atacantes blanquiazules.
Además, con la salida de Diego Villares por Denis Genreau, en el minuto 73, Barcia volvió a portar en Riazor el brazalete de capitán que ya había lucido durante un breve espacio de tiempo frente al Huesca. El de la cuesta de la Tapia, canterano del Deportivo desde los ocho años, cuando integró el primer equipo benjamín de la historia del club, sigue demostrando que el club tiene central para tres lustros. Balones y galones para Dani Barcia.