David Mella redondeó una triangulación en la que participaron Diego Villares y Lucas Pérez, fenomenal asistente del desmelenado extremo de Teo
25 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El tanto del empate es un producto gallego mucho más allá de lo que permite percibir la triangulación. «No me acuerdo de quién le dio el pase a Lucas; si fue un rebote o algo así», confesaría David Mella en zona mixta. Fue Diego Villares quien aprovechó la confusión entre los dos Nachos del Sporting (Martín y Méndez) para limpiarles la bola e iniciar la acción del gol. De su bota partió el envío al de Monelos, que enseguida conectó en globo con el rematador. Exhibió su preciso golpeo de exterior, con la zurda, dirigido al espacio hacia el que volaba desmelenada aquella mezcla chillona de rosa y azul. «Fue para motivarme más», explicó el de Teo cuando le preguntaron por la combinación de tintes de su pelambrera. Empujón anímico de peluquería que convirtió al canterano en un neón. «No le hace falta ni levantar la cabeza para dar el pase perfecto», sostuvo Mella sobre el portador del 7. Para ponérselo más fácil siguió una fórmula familiar.
La puso de moda hace ocho meses su hermano postizo en el vestuario blanquiazul. Hugo Rama hizo la diana de su vida ante el Lugo y compartió el secreto del éxito en una entrevista posterior. «Lucas me dijo: ‘Vi el pelo y supe que eras tú; si no, no la paso’». Poco tardó el de Oroso en ver su rubio platino replicado en varios compañeros, y la tendencia se convirtió en furor durante la fiesta por el ascenso a Segunda División.
Ahora que la mayoría ha recuperado su tono natural y Ximo Navarro es la excepción, el futbolista del momento, renovado hasta el 2029, ha decidido ir más allá. Del tinte, a la celebración. «Estando en cama con mi novia, viendo Tiktok, me salió muchas veces ese baile y pensé: la próxima vez que meta, lo hago». El Sporting vendió cara la oportunidad.
Cote empleó sin rubor (ni castigo) la falta táctica para compensar la diferencia de velocidad. Por fortuna, el veterano lateral estaba fuera de sitio cuando Lucas recibió de Villares y creyó ver moverse una cabellera de colores. Otra vez. «Medio gol, además del pase, fue el control». Mella domó el cuero; y a bailar.