El primer entrenamiento de Óscar Gilsanz: con el balón bajo el brazo para que el ritmo nunca decaiga

TORRE DE MARATHÓN

Eric Puerto y Óscar Gilsanz, en el entrenamiento de este miércoles
Eric Puerto y Óscar Gilsanz, en el entrenamiento de este miércoles RCD

El técnico interino del Deportivo se reencuentra con Diego Villares, al que entrenó en el Vilalbés, así como con Barcia, Mella y Yeremay, a los que preparó como juveniles

30 oct 2024 . Actualizado a las 20:49 h.

Gilsanz es un balón a un entrenador pegado. No hay minuto en que el técnico interino del Deportivo no lo sostenga bajo el brazo. Serio y concentrado, siguió el partidillo de sus nuevos futbolistas desde el meollo del juego, sin permitir que el ritmo decayese. Interesado en que el fútbol circulase por las bandas, se apoyó en Roberto Cabellud para el calentamiento y en Álex Antón para ayudarle en los ejercicios. Al final de la sesión se dio un abrazo fraterno con Joaquín Sorribas.

Óscar Gilsanz no es un desconocido para la primera plantilla. Dirigió a Villares en el Vilalbés, así como a Barcia, Mella y Yeremay en la cantera, junto a los que levantó la Copa de Campeones juvenil del 2021. En el torneo el canario no jugó ni un minuto, pero alabó a decisión de aquel con que ahora se reencuentra como técnico interino del primer equipo. Así la recordaba en una entrevista a La Voz:

—Dicen que eso le vino bien.

—Muy pero que muy bien. De lo mejor que me ha pasado en mi carrera. Sé que podría haber jugado, que estaba al nivel, que habría sido capaz. Y no jugué. Lo hablé con Óscar y sé que no fue que él no quisiera ponerme, que pensase que no iba a rendir, sino que yo no estaba, que no merecía jugar. Habría sido injusto conmigo y con el equipo. La cabeza no estaba ahí, y aquello me vino bien.

El entrenador y el deportivista más desequilibrante vuelven a cruzar sus caminos.