Cuando la motivación se acaba, queda el compromiso

Jesús López

TORRE DE MARATHÓN

Pablo Martínez, Davo y Jaime Sánchez, durante un entrenamiento con el Deportivo en Abegondo
Pablo Martínez, Davo y Jaime Sánchez, durante un entrenamiento con el Deportivo en Abegondo CESAR QUIAN

30 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Comienza la pretemporada y todos los jugadores llegan con los depósitos llenos de energía y motivación. Sin embargo, para algunos, esa fuerza no tarda más que unas jornadas de liga en desaparecer, al ver que apenas forman parte de las convocatorias y no disfrutan de minutos.

En esos momentos en los que la ilusión por jugar se desmorona es cuando entra en escena algo mucho más importante: el compromiso.

El fútbol es una carrera larga y llena de altibajos. Todos los jugadores atraviesan períodos en los que no son titulares o en los que ni siquiera cuentan para el entrenador. Es en esas etapas donde el verdadero carácter se pone a prueba. Mientras la motivación puede desvanecerse ante la falta de oportunidades, el compromiso sostiene al futbolista en el día a día. Compromiso con el equipo, con uno mismo y con los valores que lo llevaron a ser profesional.

Este compromiso va más allá de lo que sucede en el campo. Es la promesa que un jugador hace de seguir entrenando al máximo nivel, de estar preparado para cuando llegue su oportunidad, aunque esta tarde en aparecer. Es seguir siendo un buen compañero, aportando desde donde le toque. Es mantenerse en forma mental y físicamente, aun cuando los focos están en otros.

¿Qué pueden hacer quienes no están contando para el entrenador en esta situación? Aquí algunas recomendaciones:

1. Enfocarse en el proceso, no en el resultado. Aunque los minutos de juego sean escasos, el entrenamiento es una oportunidad diaria de mejorar. Cada sesión es una ocasión para afinar detalles técnicos, trabajar el físico y, sobre todo, demostrar profesionalidad.

2. Mantener una mentalidad positiva. Es fácil caer en la frustración, pero el jugador que mantiene una actitud constructiva ante la adversidad muestra una resiliencia que los entrenadores valoran. Los momentos difíciles pueden ser temporales; la actitud que se adopta, no.

3. Ser un apoyo para el grupo. El fútbol es un deporte de equipo, y cada jugador tiene un rol. Aquellos que no están en el once inicial aún pueden influir positivamente desde el banquillo o en el vestuario. Mantener un buen ambiente de trabajo es esencial.

4. Enfocarse en aquello que puede controlar, dejando de prestar atención a todo aquello que no depende de sí mismo, como el hecho de jugar o no.

Si lo piensas bien, esto es lo mismo que nos pasa a cualquiera de nosotros en el día a día: cuando nos anotamos al gimnasio o comenzamos en un trabajo nuevo todo es ilusión y motivación, pero cuando esta se termina aparece el compromiso.

Y recuerda, no podemos controlar lo que nos sucede, pero sí cómo respondemos a ello.

Jesús López es entrenador de fútbol, analista y asesor de deportistas profesionales