En una semana dura y dubitativa en cuanto a lo futbolístico, al Deportivo le tocaba el rival que hace tres años nos privó de un ascenso en Riazor, el Albacete. Imanol Idiakez introdujo cambios, con Mfulu y Barbero en un 1-4-2-3-1, pero el partido no empezó como esperaba. En un nuevo balón parado con similitudes al primer gol recibido en Córdoba, los manchegos se ponían por delante en el minuto 4. Con dos conclusiones: la sangría es importante en dichas acciones, y sin embargo, Mella, con un gol más de recuperación clave en campo rival, y Yeremay, asistido por Barbero, pusieron el 1-2 en 3 minutos.
El encuentro parecía ponerse de cara, solo faltaba comprobar si la solidez defensiva volvería a ser la de la temporada pasada, defendiendo en bloque bajo cuando el cuadro albaceteño nos hundiese, pues en el deporte profesional (y más en fútbol) es imposible dominar continuamente a un rival. Por si fuera poco, los dos jugadores con más uno contra uno del Dépor tendrían espacio para transitar y Lucas para lanzar.
Un inciso, deberíamos empezar a asegurar que David Mella es top de la categoría en transiciones ofensivas. Las dudas en la llegada del equipo deportivista a tierras manchegas parecieron trasladarse al Carlos Belmonte, que veía a su equipo maniatado sin balón, salvo en la estrategia ofensiva, a expensas de un Deportivo que generaba peligro en área contraria tras cada recuperación.
Los blanquiazules salieron con la lección aprendida en la segunda parte ante unos locales que se volcaron desde el inicio, con un Dépor hundido que apenas sufría, y en bloque alto cuando iniciaba la jugada el Albacete.
Entre tanto, apareció el 10 para volver a ser diferencial, poniendo el 1-3 en el marcador tras una buena jugada individual, volviendo a ser sustituido. Pero hoy en el campo todavía quedaba un chaval de Teo que con asistencia a Herrera y otro gol en contraataque aseguraba los tres puntos.
Mención especial para el buen partido de Dani Barcia, para sorpresa de nadie. Se necesita mejorar el balón parado defensivo de manera urgente, pero este es el sacrificio y trabajo en conjunto que necesitamos. Como bien dice Din Djarin «este es el camino».