El talentoso extremo realizó ocho regates durante el partido contra el Oviedo
19 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Lo reconoció Imanol Idiakez en la rueda de prensa pospartido. Yeremay no estaba el sábado para jugar los 90 minutos. Sustituido por Iván Barbero en el 70, tuvo tiempo de sobra para exhibir sus credenciales a toda la Segunda División. Una carta de presentación en la Liga Hypermotion bastante destacable en lo que fue su debut en el fútbol profesional.
El canario se perdió los últimos amistosos por problemas en el aductor . «Es una molestia física. Si hubiera liga este fin de semana podríamos haber forzado, pero preferimos que llegue bien al inicio de campeonato», admitió Idiakez antes del Teresa Herrera. Comenzó a entrenarse la semana pasada y, pese a eso, fue titular en Riazor. Volviendo a quedar reflejado, una vez más, que es un indiscutible para el técnico vasco. Durante los partidos de pretemporada, probó con él por la banda derecha, intentando favorecer así a Mario Soriano. Pero el experimento no convenció y, el sábado, recuperó su sitio por excelencia: el costado izquierdo. Donde está más cómodo y desde donde puede desplegar más sus trucos.
A pesar de estar todavía algo renqueante y mermado por sus dolencias, el talentoso 10 se mostró diferencial y fue, sin duda, el mejor del cuadro coruñés. De sus botas salieron la gran mayoría de los gestos técnicos del Deportivo. Brillantes. Durante su tiempo en el terreno de juego ante el Oviedo, completó 53 toques, logrando una efectividad del 90 % de pases precisos. Además, según las estadísticas, de los dos centros que realizó Peke, ambos fueron acertados. Al igual que los dos pases en largo.
Sin embargo, no tuvo fortuna de cara a portería, con dos tiros a puerta y otros tantos fuera. También ganó 10 duelos en el suelo y logró una intercepción. Quebradero de cabeza para la férrea defensa ovetense, recibió dos faltas.
Pero si Yeremay destacó en una faceta fue, cómo no, a la hora de driblar. Consiguió liberarse de su marca regateando en 8 ocasiones —en total, lo intentó 14 veces—. Superó en esta parcela, y con mucha diferencia, a sus compañeros en los puestos de arriba. Mario Soriano firmó tres intentos, de los cuales solamente uno fue satisfactorio; David Mella tuvo cuatro, y solo uno llegó a buen puerto; mientras, Lucas Pérez, con dos ocasiones, no finalizó ninguna con éxito. Por otro lado, Barbero, en sus veinte minutos sobre el césped de Riazor, no gozó de ninguna ocasión de regate.
Estrella, presente y futuro
Ya antes del partido, Yeremay había recibido prácticamente todas las miradas. Ovacionado al conocerse el once inicial por la megafonía del estadio (como viene siendo habitual), fue agasajado con vítores por parte de todo Riazor con cada uno de sus trucos. Especialmente con uno cerca del córner del Oviedo, donde intentó zafarse de dos jugadores rivales. Estos terminaron derribándole y, desde el suelo, logró ceder el esférico a Mario Soriano para que continuase la jugada de ataque deportivista.
Tras su sustitución en el 70, todo se descontroló. Riazor quedó huérfano y el Deportivo sufrió. Perdió dominio, fútbol y la posibilidad de acercarse al empate con ciertas garantías, dejando claro la repercusión que tiene Peke en el equipo. Esto propició que la balanza se inclinase más a favor de un Oviedo que nunca llegó a imponerse por completo. Únicamente en el marcador.
Con apenas 21 años, no es solo el presente del Deportivo, sino también el futuro. Ningún otro jugador de toda la plantilla actual tiene un contrato de tan larga duración como el suyo. El extremo canario y el conjunto blanquiazul llegaron a un acuerdo, precisamente el pasado mes de abril, para que sus caminos prosigan unidos hasta el 2030. Mientras esté Yeremay en el campo, la magia está asegurada en Riazor.