Integrantes del SuperDépor recuerdan el penalti de Djukic en su 30 aniversario: «La gente saltó al campo a consolarnos, esto en otro club no habría pasado»

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

«Un hecho como este marca una carrera, pero le ocurrió al que, quizá, era más fuerte mentalmente. Si le hubiera pasado a otro, igual le hubiera destrozado», apunta Adolfo Aldana

15 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia ha sido cruel con el Deportivo. Si algo puede salir mal, saldrá. Y aquel 14 de mayo de 1994, sucedió. De la forma más inhumana. «Fuimos a fallar un penalti cuando no había tiempo ni para respirar», dijo Arsenio tras perder la liga. Treinta años después, integrantes de aquel inolvidable SuperDépor recuerdan ese día.

«Antes de jugar el partido ya daban por hecho que íbamos a ser campeones. Tardamos más de media hora desde el Hotel Riazor hasta el estadio. La gente y las hormigoneras andaban delante y detrás del autobús con bengalas», rememora Nando, que se reencuentra con Donato y Paco Jémez. A pesar de los kilómetros que separan A Coruña de sus ciudades, ni Liaño ni Aldana pueden olvidar tampoco al Dépor. Y menos aquel 14 de mayo. El primero lo vivió en el césped; el segundo, lesionado de gravedad, desde la grada.

«Llevaba un año con la recaída de por medio, dos operaciones delicadas, y me volví a A Coruña para el partido. Me encontré la ciudad engalanada de azul y blanco. Durante esa semana había ilusión, expectación. El mismo día de partido recuerdo algunos burritos pintados de blanquiazul. Pero también había ese nerviosismo a la vez de poder ser campeones de Liga», comparte Aldana.

«Llegamos a ese partido, salimos a jugar y tengo la sensación de que, por momentos, estábamos más pendientes de cómo iba el encuentro del Barcelona contra el Sevilla, que de nuestro partido», puntualiza Nando. Donato se muestra de acuerdo: «Creo que el motivo principal de no ser campeones no fue el penalti, sino estar pendientes del otro partido. Nosotros estábamos mentalizados, pero en menos de quince minutos el Sevilla marcó dos goles y la gente ya cantaba ‘Campeones, campeones’. Nos dejamos influir... Me acuerdo de que jugaba por el lado de Rekarte y, cuando salía el balón, le apuraba para sacar. Me decía que estuviera tranquilo, que con ese resultado nos valía. Me enfadaba mucho».

CESAR QUIAN

«Creo que nunca terminamos de creernos que podíamos ser campeones de liga tan pronto, al segundo año del SuperDépor», señala Aldana, convencido. Nando opina que, en algunos partidos, les pudo la presión: «Si hubiéramos sido más valientes, a lo mejor en el último no habríamos tenido la necesidad de ganar sí o sí».

El Valencia, que no se jugaba nada, tampoco puso las cosas fáciles. «La gente, que es un poco cándida, podía pensar que el equipo venía sin primar, cosa que después se demostró que no. Tenía una motivación extra que no era la de los puntos», sostiene Aldana.

«No fui capaz de verlo»

Con Donato, tirador de penaltis impuesto —«Tomé la responsabilidad porque nadie quería tirarlos», cuenta—, en el banquillo, Serer derriba a Nando dentro del área. «Controlo, me meto en el área, pongo el balón en mi parte buena, pero él metió el pie», relata el lateral. «Se dio la circunstancia de que el penalti podía haber sido el minuto 30, pero fue en el 90 prácticamente, cuando el mejor lanzador ya no estaba en el campo. Tengo el instante grabado. Djukic coge carrerilla, con toda la tensión del momento hace una respiración profunda para intentar relajarse, encara el balón y lo lanza raso, relativamente flojo. El portero no tuvo que hacer la parada de su vida», narra Aldana.

XOSE CASTRO

«No pude verlo en directo. Sí lo vi en la televisión, y no es algo que me guste... Me quedé en el centro del campo y solo miraba a Arsenio. Él estaba con su medallita y, en el momento en el que falla, la tiró gritando. Pensé, ‘tierra trágame’», añade Nando. Nunca ha vuelto a ver el partido. «No sé si, hoy en día, ese penalti se habría repetido. Me da la sensación de que González estaba más adelantado de la línea», añade.

Liaño tampoco se atrevió a mirar. «Me puse de espaldas al campo. No me hizo falta, la reacción del público fue brutal, rompieron a llorar», explica.

Aldana subraya la fuerza del serbio en aquel momento: «Un hecho como este marca una carrera, pero por suerte le ocurrió al que, quizá, era más fuerte mentalmente. Si le hubiera pasado a otro, igual le hubiera destrozado».

Si algo destaca Donato fue la reacción de la afición. «Saltó al campo a consolarnos en una situación difícil. Podrían haber estado cabreados, pero no. Incluso levantaron a Djukic. En otro club esto no habría pasado. Cuando cogí el coche para ir a casa tenía ganas de chocarme», cuenta.

Antes, en el vestuario, se vivió «un funeral», según Liaño. «Vi a Bebeto destrozado, llorando desesperado. La gente estaba muy abatida», recuerda Nando, que apunta que el valencianismo quería que su equipo perdiera en Riazor: «Preferían que ganase un Dépor humilde que el Barcelona».

Jémez respaldó al serbio toda la noche: «Dentro de lo complicado que era el momento, le vino muy bien el cariño de la gente. Se tiraron al campo a por él, y nadie le echó en cara nada. Salimos juntos del estadio, y casi no podíamos andar. Eso fue fundamental para que sobrellevase mejor la carga de haber fallado el penalti».

«La cena fue dramática, pero nos confabulamos para hacer un temporadón al año siguiente», comenta Aldana, que rechazó una oferta del Barcelona pocos días después. «La mañana siguiente salí a dar un paseo por Riazor, apenas había gente», recuerda Liaño, que dejó una frase para la historia: «Arrieros somos, y en el camino nos encontraremos».

Saben que marcaron una época. «Lo que más me enorgullece es que la afición, por muchos años que pasen, no se va a olvidar de esta generación. A raíz del SuperDépor, la gente se enganchó y dejó de ser de otros clubes. Es difícil que el deportivismo pueda morir, esté en la categoría que esté», apunta Nando.

«No sabíamos si íbamos a volver a tener una oportunidad como esa. Más tarde, el destino le devolvió al deportivismo lo que se merecía», recuerda Jémez. La vida le tenía guardado al club su título. Llegó años más tarde, en el 2000. «Todos los que estuvimos en esa época somos campeones de Liga. Sin el SuperDépor no habría sucedido nada», finaliza Donato.