Abanca, en su idea de refundar el proyecto del club, se inclina por dos perfiles futbolísticos para la nueva directiva, que será aprobada el 17 de julio
28 jun 2023 . Actualizado a las 10:14 h.Un notable cambio de rumbo. Es lo que pretende llevar a cabo Abanca, propietaria del Deportivo, tras cuatro temporadas seguidas de decepciones en el cuadro blanquiazul. El máximo accionista escenificó ayer lo que sin duda es un cambio significativo, de enorme simbolismo, al anunciar que va a proponer a Álex Bergantiños y a Carlos Ballesta como nuevos miembros del consejo de administración. Y es que en la idea de la refundación del club, no es casual que los dos primeros nombres que ha hecho públicos para formar el nuevo consejo de administración sean de un perfil futbolístico, algo de lo que adolecía la entidad.
Bergantiños, que acaba de colgar las botas y que además desempeñará otro trabajo en el club para aprovechar toda su sabiduría de 19 años como profesional; y Ballesta, no serán consejeros de forma oficial hasta el próximo 17 de julio, fecha en la que está convocada la asamblea general de accionistas, en la que se escenificará el relevo de cargos.
En febrero del 2021, Antonio Couceiro fue nombrado presidente del Deportivo, con Eduardo Blanco, Carlos Cantó, Emma Lustres y David Villasuso como consejeros. En esa primera junta no había ningún miembro con experiencia en el deporte de alta competición, algo que sí aportó desde el pasado mes de noviembre Miguel Juane, ex baloncestista profesional, además de experto en derecho deportivo, cuando relevó a Blanco (pasó a centrar su trabajo en la Fundación del Real Club Deportivo).
Tres días después del desastre de Castellón, el pasado 14 de junio, Couceiro, Cantó, Lustres, Juane y Villasuso anunciaron la renuncia de sus puestos de consejeros para «favorecer el proceso de reestructuración del club de cara a la nueva temporada».
Y en esa nueva refundación que ha ideado Abanca para devolver al Deportivo al fútbol profesional, es en donde encajan dos leyendas de la entidad como Álex Bergantiños y Carlos Ballesta.
Álex Bergantiños
Del terreno de juego a los despachos
Sin solución de continuidad, Álex Bergantiños colgará las botas y tomará responsabilidades en un Deportivo que en la última década siempre ha encontrado en él la palabra medida y el gesto justo con que soportar los embates que ha padecido. En esta época reciente del club, en la que la inestabilidad se ha impuesto casi siempre en la forja de iconos para la grada, solo él adquiere la condición de tal.
Es un héroe de barrio, a la medida de su ciudad, pese a los sapos que ha tenido que tragarse por el camino, como aquella vergonzosa invasión de los campos de entrenamiento, una de sus experiencias más desagradables en blanquiazul, ocho años atrás; o la visita que hizo a comisaría para limpiar esa intachable hoja de servicios que la Liga pretendió desacreditar. Aquello, como tanto de lo sucedido al Deportivo durante este desplome sin fin, solo fortaleció la comunión del entorno con el futbolista y con el conjunto coruñés.
Hace ya varias temporadas que Álex Bergantiños entendió la necesidad de que alguien ostentase el liderazgo deportivo desde el interior del club. Él asumió ese papel de manera sacrificada, con responsabilidad y el mayor compromiso. Lleva años interpretándolo, erigido en autoridad en el vestuario y también de cara al exterior. Ahora en su condición de capitán que a partir del próximo curso ya no portará el brazalete en la manga. Ya no lo necesita, porque sin llevarlo, todo el mundo sabrá que él sigue siendo un líder en los terrenos de juego y, a partir de ahora, en el consejo.
Carlos ballesta
Deportivismo al cien por cien
Al Deportivo lo sentimos como algo de nuestra familia. Algunos nos criamos ahí, nos hicimos adolescentes, nos hicimos hombres, nos hicimos veteranos, lo llevamos dentro, morimos y matamos, con perdón, por este Deportivo». Así resumía Carlos Ballesta su amor por la única camiseta que vistió durante once temporadas. Pero su imagen más conocida se tomó en el banquillo de Riazor, donde ejerció como mano derecha de Arsenio entre 1987 y 1995, cuando se acuñó el nombre del Superdépor.
Durante esta etapa el equipo coruñés se salvó de bajar a Segunda B, ascendió a la máxima categoría, se quedó a un penalti de cantar el alirón y alzó la primera Copa del Rey contra el Valencia. Con la conquista de este trofeo y la marcha de O Bruxo, Ballesta dirigió cuatro años al Fabril, que se quedó hasta en dos ocasiones con la miel en los labios de ascender a Segunda División. Especialmente recordada fue aquella en la que la generación de los Viqueira, Aira, Padín, David y Deus, entre otros, cayeron frente al Córdoba con 25.000 espectadores en Riazor.
Los caminos de Carlos Ballesta y el Deportivo volvieron a cruzarse en el 2014, cuando entró a formar parte de la estructura de la cantera de Abegondo. De su mano han llegado a sus equipos de formación muchas de las promesas que ahora se convierten en el futuro de la entidad. En los últimos años, ejerció como representante institucional del Fabril, y ahora su sangre blanquiazul llega al consejo.