Dava Torres: «Llegamos en el mejor momento del año como equipo»

El Liceo inicia este jueves en Barcelona (20.45 horas, OK Liga TV) su periplo en la final por el título de Liga. Lo hará con un día menos de descanso, o de trabajo, tras adelantar el Barcelona los dos primeros partidos de la serie, previstos inicialmente para el viernes y el domingo, fechas en las que el Palau acogerá las semifinales entre el Barcelona de baloncesto y Unicaja. David Torres Pastoriza (A Coruña, 1994), viaja como capitán en la expedición del Liceo.

—Han tenido que acelerar los procesos, con 24 horas menos.

—Nos han quitado un día, les vendría mejor a ellos así. El tema ya no es lo que nos pueda afectar físicamente, que no deja de ser un día solo, si no la libertad que tienen algunos para hacer los cambios que les interesa. Eso sí me molesta. Nosotros, cuando nos coincide mal, nos la comemos con patatas. Yo juego al hockey, no al baloncesto.

—¿Con qué sensaciones viaja?

—Vamos allí a ganar, no hay otra manera. Llevamos una ilusión increíble. Y tengo la percepción de que llegamos en el mejor momento del año como equipo. En todos los aspectos: el táctico, el técnico y el mental.

—Habrá un coloso enfrente.

—Tienen una plantilla enorme, con un gran potencial ofensivo y una gran portería. No vamos a desprestigiar a los rivales, lógicamente. Solo podemos hablar bien, son un equipazo. Conseguir una victoria allí será más meritorio precisamente por eso. Pero, como todos, tienen sus puntos débiles. Creemos que los tenemos bien estudiados.

—¿Por dónde se les puede hacer daño?

—Eso me lo voy a guardar, que todo el mundo lee La Voz. Ellos también tienen algún suscriptor por ahí (risas). Tienen un juego consistente, pero también algunas grietas. Ya no es la primera vez que conseguimos ganarles. Vamos a intentarlo otra vez.

—Otra vez en la final, con una revolución en la plantilla enorme.

—Es que es la leche. Como deportista, vivir una experiencia de cambio tan grande una vez más, y volver a conseguirlo, te hace sentir muy orgulloso. Ves que el trabajo tiene frutos, que nos superamos. Creíamos que íbamos a ir de menos a más. Nos habíamos propuesto como objetivo alcanzar esta final y lo hemos conseguido. Ahora no nos queremos parar, tenemos que ser ambiciosos. No nos damos por satisfechos, creemos que tenemos posibilidades.

—¿Le sorprende el nivel que han llegado a alcanzar este año?

—No, sorpresa, tampoco. Sorpresa es cuando algo no te lo esperabas ni de broma, cuando no hubieses apostado ni un euro. La sensación tampoco era esa. Los tres que nos quedamos formábamos un buen trío. Tanto Álex (Rodríguez), como César (Carballeira), como yo nos esforzamos en que todos los que vinieran se adaptaran pronto. Y luego está Juan (Copa) y todo su equipo, que es espectacular. Yo tenía confianza en el método de trabajo. El reto era mayúsculo. Todo el mundo quiere estar en la última prueba, del último programa, y llegamos nosotros.

—¿Tiene más mérito con la incertidumbre económica que ha rodeado al club?

—Ahí es dónde tenemos que pedir que nos ayuden. La gente no sabe a ciencia cierta el cien por cien de lo que pasa en el club. Es cierto que la situación es difícil, que nuestro papel lo es. Económicamente, es un club que va contra viento y marea cada año. Nos dan palos por todos los lados. Antes de jugar la final, en la prensa deportiva de Cataluña solo se veían noticias de que tenemos problemas económicos, que estamos peor que nunca. Volvemos a estar en otra final. ¿Algo debe pasar cuando seguimos vivos, no? Claro que hay un componente económico, que en los últimos años ha estado ahí, un poco peor de lo que hubiésemos querido. Pero tengo la convicción de que esto va a cambiar. La directiva está trabajando muy duro para eso y necesitamos el apoyo de todos.

—¿Estará Dava en el futuro del Liceo?

—Claro. Ya no me planteo otra cosa que no sea jugar al hockey aquí. Es una sensación como deportista espectacular y única como coruñés. Todos pasamos en la vida momentos que nos van marcando. El año pasado fue uno.

—También por el fallecimiento de su padre.

—He tenido mi proceso de adaptación, con momentos mejores y peores. Ahora me siento feliz en muchos aspectos, estabilizado.

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