«Buena siesta, comed bien»

Paco Liaño

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

07 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando Arsenio Iglesias se fue al Real Madrid, la gente se cachondeaba, diciendo que en las concentraciones iba arropando a los jugadores; habitación por habitación. Cómo iban a entender allí lo que era el Deportivo, y cuánto de aquello que fuimos tenía que ver con su entrenador.

Hablo aquí de alguien capaz de convertir lo corriente en excepcional, de aportar naturalidad incluso al fútbol más puro; el de convivencia sin tantas precauciones entre futbolistas, cuerpo técnico y afición. Inolvidables aquellos mensajes que nos dejaba en la pizarra al marcharse tras las sesiones de trabajo: «Buena siesta, buen descanso, comed bien». Y precisamente guardo varias anécdotas suyas relacionadas con el comer. Cómo entraba en la cocina de los restaurantes donde parábamos en los desplazamientos para ayudar a sacar platos si veía que estaban tardando en servirnos. Cómo distribuía el pan para asegurarse de que no nos pasáramos con él en los almuerzos, y cómo racionaba el vino, provocando la picaresca de los jugadores a quienes más gustaba beber. Él solo consentía una copa por cabeza y los que pasábamos del alcohol la acabábamos pidiendo también, para que los compañeros tomaran dos.

Hoy es el fútbol de las pizarras, los ipads, la legión de analistas... Él todo lo analizaba y resolvía echando mano de Ballesta, Franganillo, Suso, Antonio el gitano y Barritos. Quién se imagina ahora a una plantilla del Dépor corriendo por Barrañán. A su casa nos llevaba a correr. Esa entrañable actitud paternal: que llegabas al partido con tos: «toma miel». Y claro que recorría las habitaciones cuando jugábamos fuera, pero no para controlarnos ni para arroparnos (que también habría podido ser), solo le gustaba que todos supiéramos cuál era el plan y nos sintiésemos parte de él. Y así lo sentimos. Deportivistas todos, gracias a él.