Lucas Pérez vuelve a tiempo

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

El delantero de Monelos supera un proceso febril y su pequeño bache de un mes sin ver puerta para traducir en gol la diferencia entre el Dépor y el Celta B

27 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

«Cuando va al espacio, es Lucas; cuando baja a juntarse con otros jugadores... Es Lucas». Lucas Pérez es todo a la vez en todas partes para su entrenador. A Óscar Cano se le apareció en cada rincón del campo; al Celta B, especialmente en la frontal. En un momento concreto, además. Minuto 66, después de que Pepe Sánchez diera con la madera, agitando el miedo a que la superioridad solo se tradujera en uys. Pero estaba Lucas, claro. Para recoger un rechace sobre la línea del área grande, rebañándole la ocasión a Alberto Quiles, a quien ya le cede bastante permitiéndole ejecutar los penaltis sufridos por el conjunto blanquiazul. El despeje de Javi Domínguez alejó el cuero más allá de los once metros, rebasando también los dieciséis cincuenta para acabar en pies del de Monelos, que se lo acomodó abriendo ángulo con la izquierda y volvió a golpearlo con la zurda para enviarlo a la red.

«Tenemos un jugador de otra categoría, de otro nivel, y con él se facilita todo», extendería Cano los elogios al 7, aún amplificados por Ian Mackay: «No voy a descubrir a Lucas. No ha podido entrenar esta semana después de estar enfermo y al final se ha conseguido recuperar y ponernos por delante en el marcador». Nada sobra en la reflexión del portero. Empezando por las inapreciables secuelas de un proceso febril y llegando al producto de ese violento disparo que se coló pegado al poste. Imprescindible para desconfinar al adversario, acantonado por la inferioridad. También para devolver la paz a una grada que tiene bajo sospecha al equipo y a su entrenador; especialmente por lo que sucede cada vez que los siguen lejos de Riazor. A esa hinchada se dirigió con rabia el autor del tanto, superado el mes de sequía desde que le marcó al Badajoz. Tras aquel insostenible inicio de cuatro dianas en tres duelos, la frecuencia anotadora ha ido decayendo, aproximándose a lo terrenal. El nuevo ritmo no lleva aparejada sin embargo, una rebaja en la importancia del coruñés. Si acaso, una mayor necesidad de intervenir.

De ahí que ponga distancia con la portería —«Se mueve constantemente para generar superioridades, se junta mucho a los centrocampistas», explica el míster—, despoblando de rematadores el área rival. Nadie para cazar los centros de Antoñito, a quien Lucas reclamó aguantar más la bola en León. Partir desde tan atrás le impide sacar mayor provecho de esos envíos cruzados, pero le da cierta ventaja si lo encuentran por dentro, como hizo Mario Soriano, ensayando con él —mano a mano esquinado que venció Christian Joel— para acertar más tarde con Svensson en la acción que produjo el segundo gol. Un penalti del que pudo haber salido el tercer doblete de Lucas pero salió el undécimo tanto de Quiles. Tampoco es cuestión de abusar.