Kike Saverio: «No podía ni dar un paso; no lloraba, pero faltaba poco»

Iván Antelo A CORUÑA

TORRE DE MARATHÓN

MIGUEL MIRAMONTES

«Hice de todo. Jugué infiltrado. Rompí cuatro botas buscando evitar el dolor», revela sobre una bursitis que se le hizo insoportable en su estreno en Riazor

03 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Detrás de un inexplicable rendimiento suele haber una razón. Javier Enrique Delgado Saverio (Génova, 1999) desvela en La Voz su particular infierno al poco de llegar al Deportivo, a finales de enero. Una bursitis le hacía saltar las lágrimas por el dolor. Incluso se infiltró para ayudar al equipo en su primer partido en Riazor. No fue hasta el sábado, ante el Badajoz, cuando al fin pudo jugar sin limitaciones físicas.

—Lo suyo fue llegar y besar el santo. Firmó por el Dépor, entrenó esa semana y fue titular.

—Me encontré muy bien nada más llegar. El míster decidió ponerme y fue una alegría para mí volver a disfrutar del fútbol. Era un campo, [el del San Fernando], muy complicado de jugar. No se podían dar dos pases. Estaba muy seco.

—¿Cómo llevó lo de dejar de ser titular?

—Jugué los dos primeros partidos de salida. Antes del segundo, me tuve que infiltrar. Me había salido una bursitis en el pie. No era capaz ni de dar un paso por el dolor. Pero yo quería jugar en casa, sentir Riazor. Estaba muy muy limitado. Quise hacer un esfuerzo para ayudar al equipo [contra el Mérida]. Estaba muy inflamado. Me pasaba todo el día en chanclas para que no me rozara nada. Así que entendí perfectamente dejar de jugar. Y, aunque no me hubiera pasado eso, también lo habría entendido.

—Ahora se comprende por qué no encaraba, cuando es su principal virtud.

—Ya, desde fuera no se saben esas cosas. Yo no podía ni dar un paso. No lloraba, pero faltaba poco. Rompí cuatro o cinco botas, buscando la manera de evitar el dolor. Hice de todo. Hasta infiltrarme. Vivía cada día pensando en eso.

—¿Ya está bien?

—Por suerte, solo me duró tres semanas la bursitis. A veces tarda un montón en desaparecer. Pero ya estoy bien. Me pongo una protección para que no me roce y conseguir curarme del todo, pero ya el otro día [ante el Badajoz] conseguí jugar en plenitud.

—Y se le notó.

—Es que cuando puedes correr sin dolor... La gente no lo sabía, pero bueno. Me pasaba eso. Contra el Badajoz probé dos. Una, la paró el portero [en el gol anulado a Arturo] y la otra entró.

—¿Qué sintió al marcar, después de todo lo pasado?

—Meter un gol en Riazor, ver cómo se levanta todo el mundo a celebrarlo, con todo lo que había pasado... En el momento tampoco me puse a valorarlo. Lo celebré normal. Pero cuando llegué al vestuario, me senté y me fui a la ducha... Se me pasaron mil cosas por la cabeza. Todas las horas en el gimnasio, todos los momentos de soledad.... Cuando salí me encontré con una persona muy especial para mí, que es Edu, que me dio un abrazo y no hizo falta que me dijera nada más.

—¿Edu?

—Sí. Es la persona que ha hecho de padre conmigo y el que siempre está ahí para decirme todo. Lo bueno y lo malo. Aunque es más necesario lo segundo. Me ayuda muchísimo.

—¿En qué posición se encuentra más cómodo para jugar?

—En la banda izquierda, porque puedo salir más cómodo hacia fuera o hacia dentro. Tengo las dos salidas. A mí lo que más me gusta es tener situaciones para encarar.

—¿Qué le pide Óscar Cano?

—Que sea yo mismo. Él me conoce, sabe en lo que soy bueno y en lo no soy tanto. Como al resto, nos pide ser protagonistas con la pelota. Que nos atrevamos.

—El deportivismo espera poder celebrar este año un ascenso

—Es lo que esperamos todos. Desde que vine es lo único que tengo en la cabeza. Que el único objetivo que puede haber es devolver al equipo al lugar que le toca. Al menos dar un pasito más.

—Este domingo, partido contra el Linense.

—Va a ser difícil. Fuera siempre se complicada todo más. Pero el equipo está mentalizado y ojalá podamos volver con los tres puntos.

—¿Hablan ya del partido del Castilla?

—Pensar en el siguiente, sin haber pasado por este, no tiene sentido. Pensar en el mañana sin vivir el hoy, no sirve para nada. Es verdad que contra el Castilla será un partido importante, pero al final cuenta lo mismo sumar contra el primero que contra el último.

 —¿Cómo ve lo de ir con la selección de Ecuador?

—Si me llaman, yo encantado. Yo lo único que puedo hacer es jugar bien. Y si lo hago, habrá más opciones. Yo ya fui con la sub-19 con España y con la sub-20 con Ecuador, pero con la absoluta todavía no he podido ir. Sería muy bonito.

«Tenía cuatro años y ya había vivido en tres países diferentes; había que buscarse el pan»

Aunque nacido en Italia y migrado muy joven a España, Saverio es de origen ecuatoriano.

—Nació en Génova. En Italia.

—Sí, mis padres estuvieron una época trabajando allí y coincidió cuando nací yo.

—Y al poco se fue a Ecuador.

—Sí, creo que un año estuve en Ecuador, por lo que me cuentan, y con cuatro ya me vine a España.

—Cuatro años de vida, tres países diferentes.

—Sí, había que buscar el pan. Pero yo no me acuerdo mucho de aquello porque era un niño muy pequeño. Ni me enteraba.

—Y se asientan en España.

—Sí, me crie en Cornellà. Empecé a jugar allí y hasta los 15 años. Estaba en el club Juan Giménez, [ahora en la secretaría técnica del Deportivo], pero yo no tenía relación con él. Yo estaba en la base.

—Hasta que vino el Barcelona a buscarle.

—Sí. Firmé con 15 años, entro a jugar con 16 y hago las tres temporadas con el juvenil y dos más con el filial, hasta que acabé contrato. Yo ya conocía a mucha gente del equipo de jugar contra ellos y también de la selección. Así que tampoco se me hizo complicado. Estaba a pocos minutos de casa. Fui a La Masía, pero cuando me daban libre cogía el tranvía y en diez minutos llegada a mi casa. Así que no se me hizo complicado. No es como cuando cambias de ciudad.

—Allí coincidió con grandes jugadores.

—El que está ahora en el primer equipo es Ronald Araújo; y luego con Mingueza, el del Celta; Monchu, que está en el Valladolid; Collado, en el Elche; Chumi y Akieme, en el Almería... También coincidí con Carles Pérez, que es un año mayor, cuando jugamos la Youth League.

—Llegó a entrenar y a jugar un amistoso con el primer equipo.

—A veces necesitaban chicos para entrenar. Era algo normal y me tocó muchas veces. Sinceramente, ni recuerdo cómo fue el primer día. Yo iba preparado para ejercitarme con el filial, y como entrenábamos al lado, a veces pedían algún jugador por necesidades, e ibas. Tampoco daba mucho tiempo a pensar.

—Del Barcelona B se fue al Osasuna.

—Sí. Ese cambio sí fue difícil. Fue el año del covid-19 [2020], que yo acababa contrato en junio. No firmé hasta septiembre. Fueron meses difíciles, también por las restricciones. No podía entrenarme con normalidad, tampoco salir de casa ni que vinieran a visitarme... Además, recalé a un equipo que entonces practicaba un fútbol muy directo, que yo nunca había jugado... Fue complicado.

—Le tocó buscarse la vida con cesiones. Andorra, Ponferrada...

—Sí, cada vez me voy más lejos [se ríe]. Estuve seis meses en el Osasuna [campaña 2020-21] y no jugaba nada, así que fui al Andorra en busca de minutos. En la Ponferradina [2021-22] pude hacer un año entero y estuve genial hasta la lesión [tendón de Aquiles].

—¿Cómo afrontó ese parón en su carrera?

—Lesionarte, es algo que nunca esperas. Fue difícil. Quedaban tres partidos y estábamos luchando por el play off. Fue un apoyo tonto... Al final aprendes que llorar no sirve de nada y tienes que superarlo.

—Y se recupera.

—Sí, a final de año [2022], no sé si noviembre o diciembre, empecé a entrenarme con el Osasuna. Hasta que me vine al Dépor. Cuando llevas tanto tiempo fuera lo único que te apetece es jugar. No vale la pena forzar por quedarte en un equipo, por mucho que sea de Primera División. Necesitaba sentirme futbolista otra vez.

—Y le tocó esperar hasta casi el final del mercado de enero.

—La verdad es que ni sé cómo surgió la oportunidad de venirme aquí. Yo lo dejo siempre todo en manos de mi representante. Me dijo que había la opción esta de firmar y acepté porque era un buen proyecto. A mí no me gusta que me anden diciendo cosas. Yo solo quería centrarme en estar bien para cuando llegara la oportunidad de salir. Si tienes mil cosas en la cabeza te mareas. No quiso saber nada, hasta que ya estaba todo en firme.