Año nuevo para el futuro del Dépor

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

La vuelta de la competición, ocasión para que Trilli recupere el alto nivel con el que arrancó el curso pasado y Yeremay traslade al campo su cambio personal

29 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«Vamos a intentar no quemar al chico porque tenemos en ciernes a un jugador que va a dar mucho si gestionamos bien su evolución». Los devotos confesos de Yeremay son legión, siguiendo una fe que ha profesado abiertamente cada técnico pasado últimamente por el Deportivo. Óscar Cano se sumó al credo, claro, atisbando incluso un último progreso en el chaval: «Cuando llegué siempre quería hacer la jugada genial para impresionarme y ahora toma la mejor decisión». El problema para el joven canario, que hace nada cumplió los 20, es que esta es una adoración de escasa aplicación práctica. Mucha palabra y poca obra, a juzgar por los contados minutos que continúa teniendo el jugador sobre el césped y el hecho de que siga sin estrenarse como titular en un encuentro liguero.

La vuelta de la competición brindará al extremo 21 nuevas ocasiones (eventual promoción al margen) para colarse en un once inicial. Nadie podrá decir que él no ha puesto de su parte. Por ir a lo más reciente, el descanso navideño no le ha pasado la factura de las vacaciones veraniegas, de las que retornó muy justo de forma. Tras arrancar la pretemporada sufriendo las pruebas físicas, asumió la necesidad de mejora y se puso en manos de un entrenador personal.

Con él complementa, tres tardes por semana, el entrenamiento colectivo matinal. Del beneficio pueden dar cuenta técnicos y compañeros, entre quienes Yeremay está empezando a calar. Sin llegar a ser la alegría de la caseta (nadie menciona el don de gentes entre los puntos fuertes del pibe), sí empieza a mezclar más con colegas de influencia beneficiosa. Como ejemplo, Rubén Díez, futbolista de explosión tardía con la cabeza bien amueblada e intachable vínculo con el club.

Si la pasada campaña se benefició de tener un tutor que controlaba su día a día —no es que el jugador antes conocido como Peke fuera un alborotador ni se perdiera en fiestas, pero tenía una vida por ordenar— en esta ha dado otro paso hacia el profesionalismo. Los próximos seis meses serán clave, atendiendo a que su contrato vence en año y medio. El Dépor mantiene la apuesta y no está interesado en propuestas de cesión.

También hay confianza en el otro gran proyecto salido recientemente de la cantera blanquiazul. La tendencia al elogio exagerado del míster no ha alcanzado de momento a Trilli. Cada vez que se le ha preguntado por el lateral, ha tirado de cautela. Si ve en él «un chico con unas posibilidades enormes», entiende también que estas no le alcanzan de momento para relevar a Antoñito, y lo ha dejado claro en distintas rueda de prensa. También al configurar cada alineación: el de Ortigueira no salido de inicio desde el relevo en el banquillo y su comparecencia más larga (media hora en Badajoz) no le ayudó.

El Nuevo Vivero ya había marcado, hace nueve meses, el punto de inflexión más próximo en la carrera de este carrilero de 19 años, que arrancó la campaña 2021-2022 brillando como titular en Riazor y convocado para las categorías inferiores de la selección. Precisamente al servicio del combinado nacional sufrió la lesión que alteró su progreso. No ha vuelto al nivel que exhibió frente al Celta B. Se acercó a él tras la primera recuperación de sus problemas físicos, justo después del anterior parón invernal. Empieza otro enero. Otra oportunidad para quienes son parte del futuro del club.